La tormenta política sigue en Londres. Los laboristas solicitaron un debate de urgencia para que se explicaran las razones por las que el Gobierno ha pedido la ampliación del brexit. Fue la primera ministra británica, Theresa May, quien confirmó en la Cámara de los Comunes su petición oficial a la Unión Europea de una extensión corta del artículo 50, por un periodo de tres meses. «El Gobierno tiene la intención de presentar propuestas para una votación vinculante y si esa votación se supera, la extensión dará tiempo a la Cámara para considerar la ley del Acuerdo, si no la Cámara deberá decidir cómo proceder», dijo May, quien advirtió a los diputados que, «como primera ministra», no está dispuesta a retrasar el brexit más allá del 30 de junio. Entre gritos de los diputados reclamando su dimisión, May acusó al Parlamento de obstaculizar la salida del Reino Unido de la Unión Europea y de ignorar el deseo de los ciudadanos que ella está dispuesta a defender.

La petición de una prórroga tan corta aumenta además el riesgo de que el Reino Unido acabe marchándose de manera desordenada, si a finales de junio no se ha logrado un acuerdo. La primera ministra renunció a pedir un periodo más largo, tal y como había sugerido el día anterior.

Pero la idea de una prolongación más amplia del brexit, (se llegó a hablar de hasta dos años) había provocado una gran pelea el lunes en la reunión del gabinete en la que se discutió la petición. Varios ministros defensores del brexit duro amenazaron con dimitir y tumbar a May. La revuelta también se extendió a los diputados rebeldes conservadores.

Ahora, sin esa presión, May parece creer que los defensores de la línea dura terminarán cediendo y apoyando su acuerdo en una nueva votación que posiblemente tendría lugar la próxima semana. Pero su decisión puede inducir exactamente a lo contrario.

Con la ampliación a corto plazo asegurada, los eurófobos pueden optar por derrotar el acuerdo, sabiendo que de esa forma lograrán la salida por las bravas, sin pacto alguno. Los ministros proeuropeos están furiosos, pues, a su juicio, una ampliación corta incrementa el riesgo de que no haya acuerdo.