Venezuela es el reino de la excepcionalidad. El país donde aumentan el salario un 300% y de inmediato pierde su valor, tiene dos presidentes que reivindican al mismo tiempo su legalidad ¿Por cuántos días? Nicolás Maduro habló 20 minutos con Vladimir Putin y luego dijo que “no renunciará jamás”. Maduro dijo que el líder ruso le transmitió su solidaridad “invariable, ahora más que nunca”, y él le aseguró que “está en marcha una gran provocación” encabezada por un Donald Trump “con su locura de creerse policía del mundo”. El respaldo de Putin y el chino, enfáticamente agradecido, así como el de Turquía, Siria e Irán, llegaron después de que Juan Guaidó, la máxima autoridad de la Asamblea Nacional (AN, Parlamento), se autoproclamó “encargado” del Poder Ejecutivo. Guaidó, quien fue reconocido por la Casa Blanca, dijo haber tomado el mando en nombre de la legislatura y con el argumento de que Maduro ha violado dos artículos constitucionales que lo convierten en “usurpador”. La cúpula militar emitió la otra señal que esperaba “el presidente obrero”: considerarlo autoridad legítima. Los uniformados añadieron un matiz. Pidieron un diálogo con la oposición porque “la guerra civil no va a solucionar los problemas”.

Relacionadas

El Tribunal Supremo (TSJ) ha ratificado que la AN está en desacato y ha ordenado a la fiscalía actuar en consecuencia Maduro pidió justicia frente a la actitud “extravagante” de la autoproclamación. “¿Dónde se ha visto esto? El presidente lo eligen en Estados Unidos y juramenta en la calle. Quieren desmembrar la nación”.¿Qué pasaría si da luz verde para disolver el Congreso? Esa orden puede desencadenar una reacción política peor. Sin embargo, Maduro tampoco puede quedarse de brazos cruzados mientras que parte del mundo le otorga a Guaidó las credenciales de jefe de Estado interino. Guaidó se quiso mostrar magnánimo hacia su enemigo: dijo que no descarta amnistiarlo si da un paso al costado. Su gesto no hizo más que enervar al oficialismo.

Hora de definiciones

No puede haber coexistencia. La oposición ya puso nombre a esa puja: “batalla decisiva”. Cree que la salida de Maduro es inexorable por el agravamiento de la crisis económica y el nuevo contexto mundial. Sin embargo, mientras la cúpula castrense lo apoye, los deseos de la derecha, el centro y el chavismo descontento no se corresponderán con la realidad. Guaidó quiere seducirlos. El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino López, ha advertido este jueves que “desde hace tiempo” se fragua una conjura entre la “derecha” y “los agentes imperiales”. El general de División, Jesús Alberto Milano Mendoza, fue comandante del regimiento de la Guardia de Honor Presidencial durante el gobierno de Hugo Chávez. Le dieron de baja en el 2018 acusado de “mantener una conducta ambigua”. Milano Mendoza ha asegurado que si los altos oficiales no toman una iniciativa contra Maduro, “lo harán sus subalternos”. Hasta el momento no ha ocurrido.

Ofensiva de EEUU

La ruptura de relaciones de Venezuela con EEUU es otro punto de inflexión. Maduro dijo el miércoles que todo el personal diplomático debe abandonar el país en 72 horas. El domingo no debería quedar nadie. “Deben cumplir la orden en virtud del derecho internacional”, dijo Maduro. El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, no solo calificó a Maduro de “expresidente” sin autoridad para romper vínculos. Señaló además que Guaidó “ha invitado a nuestra misión a permanecer” ¿Cuál será la respuestade Caracas más allá de la retórica? Existe un dato a tener en cuenta: EEUU es el mayor cliente del petróleo venezolano y, a la vez, el principal suministrador de la gasolina que consume su circunstancial antagonista político. “Trump apostó por Venezuela ¿Hasta dónde llegará la partida?”, se preguntó el diario caraqueño El Nacional.

Pompeo ha ido a la Organización de Estados Americanos (OEA) a pedir sumarse a Trump. Además, ha pedido a las fuerzas de seguridad que velen por la seguridad de Guaidó. Washington ya ha prometido al presidente de la AN ayuda humanitaria: 20 millones de dólares. El FMI se inclinará por Guaidó. México y Uruguay han pedido una salida negociada. “Ese es el camino: hablar, oírnos, entendernos”, dijo Maduro. Pero “negociación” es a estas alturas una palabra desconocida para los hombres que velan sus armas.