Theresa May ha recibido un fuerte revés después de una encuesta publicada ayer que concluye que los miembros de su partido no solo están en contra de su acuerdo con la Unión Europea (UE), sino que prefieren una salida sin acuerdo antes que su propuesta. La encuesta, realizada por el centro de investigación del Economic and Social Research Council (ESRC), aparece antes de que el lunes se reanude el debate en el parlamento sobre su acuerdo. May ya tuvo que aplazar la votación en diciembre para evitar una derrota humillante que posiblemente le habría costado el cargo.

El estudio indica que el 53% de los miembros de su partido creen que el acuerdo de May no respeta el resultado del referéndum europeo de 2016 tal y como ella sostiene, en comparación con el 42% que sí que lo cree. Dice también que, si se celebrara una segunda consulta, el 57% de los diputados 'tories' elegirían una salida sin acuerdo. Otra conclusión significativa es que el 68% piensa que la primera ministra ha llevado a cabo una mala negociación con Bruselas, un dato que coincide con en encuestas de opinión pública general. Sin embargo, la mayoría opina que debería seguir en el cargo en caso de perder la votación, que se celebrará la semana del 14 de enero.

Este estudio coincide con las declaraciones del Partido Demócrata Unionista (DUP), sus socios norirlandeses, que han vuelto a decir que votarán en contra. No apoyaremos ningún acuerdo comercial que nos pueda obligar a trasladar la frontera al mar de Irlanda el mar que separa las islas de Irlanda y de Gran Bretaña y nos impida hacer negocio con nuestro principal socio comercial, el Reino Unido, aseguró Sammy Wilson, portavoz del Brexit del DUP.

El Partido Conservador tiene 315 diputados y necesita el apoyo de los 10 diputados del DUP para tener la mayoría. Más de un centenar de parlamentarios tories y los 10 unionistas norirlandeses bloquean el acuerdo de May. El punto clave es la garantía que da a la UE el Reino Unido, que acepta crear un territorio aduanero común y dejar partes de la economía norirlandesa dentro del mercado común de forma indefinida si las dos partes no alcanzan un acuerdo comercial antes de que termine el periodo de transición el 31 de diciembre de 2020.

Prórroga de la votación

Cuando el pasado 10 de diciembre Theresa May aplazó la votación en los comunes, esperaba conseguir durante las navidades garantías legales para limitar en el tiempo el plan de emergencia en Irlanda del Norte que satisficieran al DUP y que la tensión por las noticias de un Brexit desordenado hiciera cambiar de idea a los euroescépticos rebeldes de su partido. La encuesta de ayer y las declaraciones del DUP demuestran que no lo ha logrado.

May sigue negociando con líderes europeos para lograr concesiones en el acuerdo que calmen el enfado de los euroescépticos conservadores, que lo ven como una trampa para seguir dentro de la unión aduanera después del Brexit, y del DUP, que teme que las condiciones actuales lleven, a la larga, a la reunificación de la isla. Algunos medios británicos aseguran que Bruselas habría prometido a May concesiones de última para limitar en el tiempo el plan de contingencia.

Incertidumbre

Mientras tanto, el gobierno sigue preparando el país para una salida abrupta de la UE el 30 de marzo si el parlamento rechaza el acuerdo de May. La primera ministra solo permite al parlamento elegir entre su pacto o ninguno. Cerca de 1.000 agentes de policía de Inglaterra y Escocia serán entrenados en las próximas semanas para ser desplegados en la frontera norirlandesa para prever cualquier tipo de desorden en caso de salida sin acuerdo. Se trata de una petición de la policía de Irlanda del Norte, que solicitó refuerzos al gobierno central. Al otro lado de la frontera, el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, ha asegurado que se están preparando igual para los dos escenarios que plantea May, tanto si salen con acuerdo como si no.

La presencia de agentes ingleses y escoceses podría enfadar a los republicanos católicos norirlandeses y complicar aún más las conversaciones para restaurar el gobierno compartido en la Asamblea de Belfast. Tampoco gusta a los unionistas protestantes, que consideran que es propaganda sin sentido del, gobierno de Londres. Por otro lado, un consejo de jefes policiales se está preparando para organizar su reacción ante la eventualidad de tener que salir el 30 de marzo. El ministro de Defensa ya anunció el mes pasado que había puesto en alerta a 3.500 militares.

Otro punto delicado son los pasos fronterizos en Dover, en el canal de la Mancha, donde siguen tratando de frenar la llegada de inmigrantes en botes hinchables. Desde noviembre ya han llegado al país 240. Ayer el ministro de Interior, Sajid Javid, confirmó el envío de una patrullera de la Royal Navy para prevenir la llegada de más inmigrantes a la costa británica. Muchos piensan que este panorama apocalíptico que dibuja el gobierno ante un Brexit sin acuerdo es una estrategia psicológica para amedrentar a los opositores al plan de May para que acaben dando apoyo a su acuerdo.