La decisión de la Alianza Atlántica de realizar las maniobras militares más importantes desde la guerra fría en Noruega, justo en el patio trasero de Rusia, no ha gustado en el Kremlin, que no ha tardado en responder con el anuncio de una prueba de misiles que casualmente tendrá como base de operaciones las aguas internacionales cercanas al lugar en el que la OTAN prepara al bando aliado en un ejercicio preventivo.

Con el nombre de Trident Juncture 18 se ha bautizado al mayor ejercicio militar de los últimos años que movilizará hasta el próximo 7 de noviembre a 50.000 soldados, 10.000 vehículos, 250 aviones y 70 barcos, incluido el portaviones estadounidense Harry Truman, de los 29 países aliados más Finlandia y Suecia. Aunque la OTAN ha invitado a representantes rusos a participar como observadores Moscú ve como una provocación la exhibición tan cerca de su frontera, incluso como una ofensiva por parte del bloque aliado con quien los enfrentamientos no han cesado desde la invasión y anexión ilegal en 2014 de la península ucraniana de Crimea.