"Sí. Tuvo lugar". Con esta escueta expresión, el antiguo enfermero alemán Niels Högel ha confesado ante el juez ser el autor del asesinato de 100 pacientes de entre 34 y 96 años que estaban a su cargo en los distintos hospitales en que trabajó entre el 2000 y el 2005. Högel ha reconocido la autoría de los crímenes, que le convierten en el mayor asesino de Alemania desde la segunda guerra mundial, después de que el Tribunal le preguntara si directamente si la acusación que pesaba contra él era cierta.

El juicio, que ha comenzado este martes, se ha iniciado con un minuto de silencio en memoria de las víctimas.

La confesión ha cogido desprevenidos a los asistentes, quedando la sala en silencio. El asesino confeso ha escuchado con la cabeza baja y sin inmutarse los nombres de las 100 personas que había asesinado y cuyas identidades fueron leídas por la fiscal Daniela Schiereck-Bohlmann.

Högel, de 41 años, estaba ya en prisión cumpliendo una cadena perpetua desde hace diez años por seis crímenes similares. La sala estaba llena de familiares de las víctimas.

EN DOS CENTROS

Durante cinco años, primero en el hospital de Oldenbourg y después en el de la comuna vecina de Delmenhorst, Niels Högel inyectó a los pacientes medicamentos para provocarles un paro cardíaco antes de intentar reanimarles, la mayor parte de las veces sin éxito. Sus acciones estaban motivadas por el deseo de mostrar a sus compañeros sus talentos como reanimador así como el aburrimiento.