El futuro de Siria está en manos, sobre todo, de Rusia y Turquía. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha hecho este sábado de anfitrión de una cumbre centrada en el país árabe junto a su homólogo ruso, Vladimir Putin, el francés, Emmanuel Macron, y la cancillera alemana Ángela Mergel. Los cuatro han discutido sobre el futuro de la guerra y de cómo encontrar una solución con el regreso de los refugiados.

Al final del encuentro, los cuatro han asegurado que las conversaciones han sido muy fructíferas. Pero las diferencias entre ellos saltaban a la vista: a parte de querer mantener el alto el fuego en Idleb algo que, por cierto, Putin ha amenazado en romper y la creación de un comité constitucional sirio, no se han puesto de acuerdo en nada más.

La prioridad de todos es acabar con la muerte de civiles inocentes en Siria. Y eso pasa porque el alto el fuego siga en un futuro. Además, también hemos discutido sobre el retorno de refugiados, que debe hacerse en un clima de seguridad y con la supervisión de la ONU, ha dicho Erdogan.

Desacuerdos

Este ha sido, precisamente, uno de los objetos de tensión del encuentro: El presidente sirio, Bashar el Asad, y Rusia, con sus bombardeos y ofensivas, han sido los máximos responsables de la huida de personas del país árabe. Muchos de ellos han encontrado refugio en Turquía que alberga tres millones de refugiados y Alemania, que tiene medio millón. Putin ha dicho que pueden volver cuando quieran y que Asad será perfectamente capaz de recibirlos.

Macron no ha estado de acuerdo: Aquí se tiene que ser realista. Los refugiados que han huido de Siria no volverán si no se les garantiza su seguridad personal. Huyeron del régimen y no volverán mientras continúe el régimen, ha dicho el presidente francés.

A Putin no le han gustado sus palabras: Hay una manía de llamarle al Gobierno de Siria régimen sirio. No lo entiendo; es una falta de respeto ante el gobierno legítimo de Siria, ha dicho. Al final, en la cumbre, muchas palabras pero pocas soluciones.