Salah Khashoggi, hijo del periodista opositor saudí asesinado hace tres semanas, Jamal Khashoggi, salió ayer de Arabia Saudí junto a su familia en dirección a los EEUU, aseguró ayer Human Rights Watch (HRW). Tras su entrevista con el rey saudí, Salmán Bin Abdulaziz, y el príncipe heredero, Mohamed bin Salmán, se le permitió salir del país.

Pese a los incontables rumores de los últimos días, el paradero del cuerpo de Khashoggi sigue siendo un misterio; la policía turca aún no ha dado con él. Mohamed bin Salmán intenta hacer las paces con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y asegura no saber nada de lo ocurrido, que él no ordenó nada. Pero los amigos de Khashoggi no le creen.

Le apuntan directamente a él como el responsable: «No hay un solo Khashoggi. Hay millones. Millones de personas que luchan con sus bolígrafos para decir lo que piensan. No podemos dejar que esto acabe impunemente, porque entonces nadie estará a salvo de sus líderes autoritarios». Lo dijo delante del consulado saudí en Estambul, Yasin Aktay, asesor personal de Erdogan.

Una manifestación organizada ante el consulado saudí en Estambul por los amigos del asesinado pidió «justicia y respuestas» a la muerte del periodista.