Sus 95 metros de elevación, incluyendo la cruz con la que será coronado, le convertirán en el tercer templo ortodoxo más alto del mundo, tan solo por detrás de la catedral de Cristo Salvador en Moscú o de la también catedral de san Isaac en San Petersburgo. Contará con seis cúpulas doradas, en una impresionante construcción de color verde militar con paneles de cristal levantado en estilo arquitectónico ruso y dotado de elementos contemporáneos o inspirados en la tradición bizantina.

Las dimensiones estarán en concordancia con la importancia que el Gobierno ha imprimido al proyecto: 11.000 metros cuadrados de iglesia capaces de albergar a la vez 6.000 fieles, formando parte de un vasto complejo religioso que constará también de un museo multimedia, y aulas destinadas al clero militar que allí será instruído.

El Ministerio de Defensa de Rusia acaba de iniciar la campaña para recaudar fondos con los que construir una gigantesca iglesia ortodoxa en el parque Patriot, una instalación temática propiedad de las Fuerzas Armadas a unos 75 kilómetros de la capital donde, año tras año, el complejo militar-industrial ruso expone sus avances en materia de armamento.

"Esta idea ha recibido la aprobación pública, de los órganos del poder del Estado, de los mandos militares, de la jerarquía [eclesiástica] y ya ha sido visualmente expuesta", aseguró el ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, en una reunión con oficiales militares que tuvo lugar a principios de septiembre.

Simbolo de la espiritualidad del Ejército

La iglesia "simbolizará la espiritualidad del Ejército ruso, que solo eleva la espada para defender a la madre patria", proclama la página web del proyecto. Las cuatro capillas laterales de que constará estarán dedicados a los cuatro patrones de las diferentes ramas del Ejército: san Elías el Profeta, patron de las Fuerzas Aeroespaciales y las Fuerzas Aerotransportadas, santa Bárbara martir, de las Fuerzas de Misiles Estratégicos, san Andres apóstol, de la Marina, y san Alejandro Nevski, del Ejército de Tierra. El centro de exposiciones, bautizado como "Espiritualidad del Ejército de Rusia" tendrá como finalidad dar a conocer "diferentes episodios de la heroica historia" de los soldados rusos, continúa el texto.

Para financiar la construcción, según informa el rotativo Védomosti, se ha creado el fondo 'Resurrección' que, según el viceministro de Defensa, Andréi Kartapólov, se nutrirá de las donaciones de "ciudadanos voluntarios, incluyendo a mecenas, militares y todas las organizaciones interesadas". Hasta el jueves pasado, se habían recolectado un total de 1.060 millones de rublos (unos 13 millones de euros). ""Todo debe ser voluntario", puntualizó el propio Shoigu al presentar el proyecto.

Numerosas voces dentro y en el entorno de la Iglesia ortodoxa han criticado la idoneidad de construir un nuevo templo de colosales dimensiones en una región relativamente aislada de la gran ciudad, habida cuenta de que ni siquiera la catedral de Cristo Salvador, en el mismo centro de Moscú, logra llenarse de fieles domingo tras domingo. "Al Gobierno le importa poco si la iglesia se llena de público; es un proyecto ideológico, un paso más que demuestra que la Iglesia en la actualidad es una rama más del Estado", valora para EL PERIÓDICO Román Lunkin, sociólogo y especialista en temas religiosos del Instituto Europa.

Desde el oficialismo se defiende el proyecto. Igor Yeleferenko, exdiputado en la asamblea de Moscú y expresidente de la comisión parlamentaria de asuntos interconfesionales, asegura en una conversación telefónica que no se imagina un Ejército "sin ideología". "Tras la disolución de la URSS, el comunismo quedó desacreditado como ideología, y la religión puede llenar ese hueco", continúa.

Para el Kremlin, mucho más importante que la asistencia de feligreses, será la formación de "sacerdotes militares" que tendrá lugar en sus instalaciones, que, según la opinión de Lunkin, acabarán siendo sufragadas por "el ministerio de Defensa, es decir, el presupuesto federal, y lo que denomina el sociólogo como "oligarquía patriótica".