«Estos son los presupuestos del pueblo». Asomado al balcón de la presidencia italiana ,como si se tratase de una victoria electoral, Luigi di Maio, vicepresidente del Gobierno y líder de los indignados del Movimiento Cinco Estrellas (M5S), anunciaba, exultante el jueves por la noche, que en el 2019 y durante los próximos tres años Italia superará el déficit previsto del 1,6% hasta el 2,4%. «Es una victoria de todos los italianos», proclamó Di Maio entre vítores de sus seguidores, que con banderas blancas acudieron debajo del balcón de la céntrica plaza romana. «Son una bofetada a Europa y a los italianos», escribió el comentarista Francesco Manacorda.

Esta es la victoria de los partidos populistas, Liga y M5S, sobre el ministro de Economía, Giovani Tria, de 69 años, que funcionaba como garantía y pararrayos de la UE y de los mercados financieros en el interior del Gobierno y que el jueves estuvo a punto de dimitir. Ayer, la bolsa de Milán cayó el 4% y arrastró a los mercados europeos. La prima de riesgo se disparó a 280 puntos. El Estado italiano perdió en un día 1,3 millones de euros.

Los presupuestos elevarán el déficit de Italia en 27.000 millones de euros en un país que cuenta con una deuda acumulada del 131,8%, la segunda de la UE después de Grecia.

TEMORES DE MOSCOVICI / Tras el anuncio italiano, Bruselas vuelve a mirar con enorme preocupación hacia las finanzas italianas. El acuerdo presupuestario anunciado por el Gobierno para el 2019 mantiene el déficit público por debajo del límite del 3%, que fija el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pero al elevar el agujero presupuestario al 2,4% del PIB -ocho décimas por encima del objetivo prometido por el anterior gobierno- Italia incumplirá el ajuste estructural. El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, no ha tardado en expresar públicamente sus temores. «Esto es un presupuesto que parece que incumple nuestras reglas que son comunes», señaló.

El próximo lunes y martes se reúnen en Luxemburgo los ministros de economía y finanzas de la zona euro y de la Unión Europea y aunque el asunto no está en el orden del día nadie descarta que pueda generar debate. La deuda pública italiana sigue disparada y es «explosiva», alertó alertado el comisario francés. «Las reglas tienen un objetivo común para Italia, Francia y toda la zona euro. Si la deuda pública aumenta en ese momento creamos una situación inestable», insistió.

Los gobiernos de la zona euro tienen hasta el 15 de octubre para remitir al Ejecutivo comunitario los proyectos de presupuesto para el próximo año y Moscovici ya ha avanzado que aprovechará los próximos contactos para tratar de atar en corto al Ejecutivo populista de la Liga Norte y el M5S.

El mayor gasto de los futuros presupuestos italianos ha sido estimado provisionalmente en unos 33.500 millones de euros, que ahora deberán ser traducidos en medidas concretas, que parecen apuntar, según los economistas, a incentivar una expansión económica. Entre ellas, mejorar infraestructuras, hospitales y escuelas, pensiones para los excluidos del sistema (solo italianos), rebajas fiscales para las pymes, y una «renta de ciudadanía» de 780 euros mensuales para seis millones (solo italianos) que, según el Instituto Nacional de Estadística (ISTAT), viven en la pobreza.

En concreto, los primeros presupuestos populistas procederán a traducir las promesas electorales de la pasada primavera de forma gradual. Al final del proceso, deberían existir solo dos tramos fiscales: el 23% para rentas hasta los 75.000 euros anuales y el 33% para las superiores.

La edad de la jubilación consistirá en una «suma cien», es decir la cifra que deben sumar la edad del trabajador y los años cotizados, con un mínimo de 62 años y contribuciones entre 36-37 años. Los presupuestos incluirán una «paz fiscal», que muchos economistas temen que se asemeje a una amnistía. Entre octubre y noviembre, la UE examinará los presupuestos italianos y puede pedirle que los rectifique o, en caso contrario, abrirle un procedimiento de infracción. «Si nos los suspenden, seguiremos adelante», respondió Matteo Salvini, segundo vicepresidente del gobierno y secretario de la Liga. «No, no vayamos hacia un choque», matizó Di Maio. Las agencias de calificación de la deuda emitirán su juicio en noviembre.