El movimiento obrero argentino llevó a cabo ayer su cuarta huelga general contra la política económica y social del Gobierno de Mauricio Macri, que ha seguido el impacto desde Nueva York, donde se encuentra con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas. En Argentina la protesta empezó con una manifestación que reunió a medio millón de personas en el centro de la ciudad de Buenos Aires. «No alcanza con una huelga, o se cae este modelo económico o estos tipos dejan el Gobierno», dijo a la multitud Pablo Micheli, sindicalista que representa a los funcionarios. Las facciones irreconciliables del movimiento sindical, los peronistas y la izquierda, se unieron por el rechazo que provocan los efectos del giro neoliberal emprendido en marcha en diciembre del 2015. El FMI ha concedido a Argentina un crédito de unos 55.000 millones de dólares y el Gobierno se ha comprometido a un déficit cero del gasto público. Para tal fin, el Gobierno ha pulverizado los ministerios de Cultura, Salud, Trabajo y Ciencia.

La nueva protesta llega en el peor momento para Macri. A excepción de Venezuela, Argentina sufre en el 2018 la mayor devaluación monetaria del mundo, superior al 100%. El presidente ha perdido 20 puntos de popularidad y ya está en el 35%. Los números de la economía explican las razones del descontento.

La agencia de calificación Fitch Ratings proyectó una caída del PIB del 2,5% en el 2018. El salario ya ha perdido un 10% de su capacidad adquisitiva. Las tarifas de la luz, el gas, el agua y el transporte públicos se han incrementado entre el 300% y el 1.000%. El paro ha llegado al 9,6%, la cifra más alta de los últimos 10 años. El PIB per cápita será a finales de este año equivalente al del 2008. Y Argentina cerrará el año con una inflación cercana del 50% como consecuencia del hundimiento del peso. «Si no hay un cambio del rumbo económico esto se va a volver a repetir, va a seguir el conflicto», auguró el dirigente sindical Juan Carlos Schmid. Con la huelga como telón de fondo, Luis Caputo, amigo personal de Macri, dimitió ayer como presidente del Banco Central (BCRA), mientras el precio del dólar subía un 2,4%. Cada vez que eso ocurre, millones de argentinos se asustan y temen algo peor.