El Gobierno británico reconoce que los aviones pueden perder automáticamente el derecho a volar a partir del próximo 29 de marzo de producirse un brexit sin acuerdo. Las compañías aéreas deberían obtener nuevas licencias para operar a ambos lados del canal de la Mancha. La tripulación habrá de estar registrada en los países de la Unión Europea si quieren volar a ellos. También habría problemas con las piezas de los aviones que hayan sido manufacturadas en el Reino Unido. Cada año 164 millones de pasajeros viajan entre el Reino Unido y la UE.

Estas advertencias figuran en los 24 nuevos documentos divulgados por el Ejecutivo, el último de tres paquetes, con los que concluyen los avisos a empresas y ciudadanos sobre el impacto de una ruptura abrupta. Los transportistas de pesos pesados también habrán de renovar los permisos para introducir mercancías en el continente.

Otra consecuencia sería la invalidez de los actuales pasaportes para mascotas, que se obtienen ahora 21 días antes del viaje a un país de la UE. El gobierno recomienda que se hable con el veterinario cuatro meses antes del viaje, en caso de que las negociaciones con Bruselas acaben sin acuerdo.

Theresa May se halla bajo la presión inmensa de los conservadores, que piden el abandono del ‘plan de Chequers’. Los euroescépticos presentaron su propio plan de libre comercio en el Instituto de Asuntos Económicos, un think tank de la derecha antieuropea. En el acto participó el exministro para el brexit David Davis, que dimitió en desacuerdo con el plan de May, y el diputado Jacob Rees-Mogg. Boris Johnson no acudió, pero suscribió la propuesta que calificó de «alternativa real».

May reunió al gabinete para informar de lo ocurrido en la cumbre europea de Salzburgo, en lo que más tarde el ministro para el brexit, Dominic Raab, calificó diplomáticamente como «una discusión muy sana». Algunos ministros han solicitado a la mandataria que renuncie a su plan.