Desafiante, tras la humillación sufrida el jueves en la cumbre de Salzburgo, Theresa May echó la culpa a la Unión Europea del frenazo en las negociaciones y pidió a Bruselas nuevas iniciativas para desbloquear las discusiones. «Ayer Donald Tusk afirmó que nuestras propuestas socavan el mercado único. No explicó cómo, ni dio detalles, ni hizo una contrapropuesta. Así que ahora estamos en un callejón sin salida». Las palabras de la primera ministra provocaron una caída inmediata del 1,5% de la libra esterlina con respecto al dólar.

Dolida, May condenó el trato recibido de los líderes europeos, una «emboscada», según la prensa británica, que pilló por sorpresa a la delegación británica. «Durante todo este proceso he tratado a la UE con respeto. El Reino Unido espera lo mismo. De ello dependen una buena relación al final de este proceso. A estas alturas de las negociaciones no es aceptable simplemente rechazar las propuestas sin una detallada explicación y contrapropuestas».

May dejó ayer abierta la puerta a una salida sin acuerdo, posibilidad cada vez más plausible, insistiendo en la fórmula de que «un mal acuerdo es peor que ningún acuerdo», que viene utilizando desde el principio del proceso.

Dado lo inquietante de la situación aseguró que, sea cual sea el resultado, los más de tres millones de europeos que viven en el Reino Unido «verán sus derechos protegidos». También se comprometió, en caso de que no haya acuerdo, a «hacer todo lo que esté en nuestro poder para prevenir el retorno de una frontera dura» en Irlanda del Norte. May detalló los dos puntos que impiden un acuerdo con Bruselas. Uno de ellos, «significaría acatar todas las normas de la UE, continuar con una inmigración procedente de la UE y no podríamos hacer acuerdos comerciales con otros países. Eso sería una burla del referéndum».

El segundo punto, de aceptar lo propuesto por Bruselas, implicaría que «Irlanda del Norte permanecería de hecho en la unión aduanera. Eso significaría romper nuestro país», algo «con lo que ningún primer ministro británico estaría de acuerdo jamás».

May, más vulnerable en su liderazgo que nunca, a pocos días de la conferencia anual del Partido Conservador, y completamente aislada en Europa, recordó a la defensiva cuáles son las líneas rojas que no está dispuesta a sobrepasar. «Nadie quiere un buen acuerdo más que yo. Pero la UE debe tenerlo claro. No voy a anular el resultado del referéndum. No voy a romper mi país». «La estrategia negociadora de la primera ministra se desmorona a su alrededor y es la causa de este parón», señaló el responsable para el brexit del Partido Laborista, Keith Stamer.

«Ahora el país está a punto de no lograr un acuerdo y los niveles de ansiedad aumentan día a día». Stamer no se explica «cómo la premier no puede entender que las propuestas de Chequers son inaceptables para la UE y francamente tampoco lo son para su propio partido».