Juan Requesens, diputado electo ente las filas de la oposición parlamentaria, es uno de los detenidos por el supuesto atentado con drones explosivos que el pasado 4 de agosto sobrevolaron el cielo de Caracas con el objetivo de acabar con la vida del presidente venezolano, Nicolás Maduro. Requesens fue detenido en su casa la noche del 7 de agosto «sin orden de arresto, sin la menor justificación, violentando todo el Estado de derecho y la inmunidad que garantiza su fuero parlamentario», revela su abogado, Joel García. El ordenamiento jurídico venezolano contempla que alguien con dichas prerrogativas solo puede ser detenido si es sorprendido in fraganti en la comisión del delito. Y en tal caso, debe permanecer custodiado en su residencia mientras se notifica la orden al Tribunal Supremo y a la Asamblea Nacional para obtener la autorización preceptiva que avale el procedimiento constitucional.

Tras su detención, su entorno y él mismo supieron por fin que se le acusaba de hasta siete delitos por un presunto colaboracionismo al ayudar a escapar hasta la cercana Colombia a uno de los acusados de perpetrar el atentado. «Él viaja con frecuencia a Colombia en cumplimiento de uno de sus principales cometidos, el de atender a los refugiados, a la población que ha tenido que emigrar al país vecino porque aquí la situación es insostenible en lo político y en lo económico», añade el abogado. Juan es bisnieto de una familia de emigrantes de Mataró.

Para acabar de exaltar los ánimos, el Gobierno de Maduro divulgó un vídeo con una confesión del arrestado que ha soliviantado a su entorno. «He consultado con otros profesionales sanitarios y coincidimos en que el aspecto de mi hijo en esa grabación demuestra que está bajo los efectos de sustancias químicas con las que someter la voluntad del individuo como la escopolamina o la burundanga. Esas sustancias dejan algún tipo de amnesia y él declaró ante la jueza no recordar haber hecho esa confesión», arguye el progenitor. Esta grabación y otra en la que aparece en ropa interior y en malas condiciones higiénicas «ni siquiera han sido consignadas por la fiscalía», dice el padre.

En opinión de las facciones opositoras, al joven político le está pasando factura su activo papel opositor. «Siempre ha sostenido la necesidad de rebelarse contra la lamentable situación del país y de revertirla, pero pacíficamente, sirviéndose de la Constitución y de los valores democráticos», detalla Juan Guillermo. García denuncia que el régimen de Maduro ha difuminado la separación de poderes hasta dejarlo en uno solo y que ahora conspira contra el Parlamento, el único órgano electo, y el último obstáculo para imponer su voluntad a placer.

Juan Guillermo Requesens , padre del detenido, apunta al «carácter psicópata de un régimen dictatorial que se ampara en la represión» en lugar de velar por que la población «deje de hurgar en las basuras para poder comer», y tenga servicios sanitarios y educativos de calidad. «Maduro prefiere cenas de lujo mientras su pueblo pasa hambre, y acusa a personas como mi hijo, que sí se preocupan por la prosperidad del país», afirma Juan Guillermo.