El proceso de desnuclearización ha resucitado. EEUU está preparada para reunirse «inmediatamente» con Corea del Norte y Washington ha dibujado un horizonte sin armas atómicas en este país en enero del 2021. Moon Jae-in, presidente surcoreano, es el hacedor del milagro y responsable de todo lo bueno que ocurre y ocurrirá. Su visita a Pyongyang ha engrasado un proceso gripado y podrido por las desconfianzas mutuas.

El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, ha invitado a su homólogo, Ri Yong-ho, a negociar en Nueva York la semana próxima, en el marco de la Asamblea General de la ONU. Y en Viena también se juntarán otros diplomáticos norcoreanos con el enviado especial de Washington, Stephen Biegun. El diálogo, pues, vuelve a fluir.

«Esto marca el inicio de unas negociaciones para transformar las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte a través de un rápido proceso de desnuclearización que será completado en enero de 2021», afirmó Pompeo. Es la primera vez que se escucha algo parecido a un calendario u hoja de ruta. «Estamos consiguiendo tremendos progresos con Corea del Norte; pasarán un montón de cosas buenas en breve», ratificó Donald Trump, presidente estadounidense, en rueda de prensa.

El acuerdo que arrancó el miércoles Moon del pesidente norcoreano, Kim Jong-un, catalizó el giro copernicano. Pyongyang se comprometió a desmantelar sus instalaciones de pruebas nucleares y lanzamientos de misiles con la presencia de expertos internacionales.

Tongchan-ri, abierta en 2012, es la base desde la que han partido los satélites y los misiles intercontinentales con teórica capacidad para golpear EEUU que el pasado año hicieron temer un conflicto bélico. Pyongyang también sacrificará Yongbyon, el principal centro de elaboración de plutonio y uranio, pero siempre que Washington responda con «medidas recíprocas».

MEDIDAS INCONCRETAS / En esas medidas inconcretas reside el problema. No es factible que EEUU premie aún a Pyongyang con un tratado de paz que releve al armisticio vigente desde el final de la guerra (1950-1953). El levantamiento parcial de sanciones económicas parece una opción más viable. Todo son dudas.

Algunos expertos desdeñan los últimos gestos norcoreanos por insuficientes y recuerdan que aún no ha presentado el listado de sus instalaciones y arsenal nuclear ni se ha comprometido a un calendario estricto. Es indiscutible que lo ofrecido a Washington palidece en concreción con los acuerdos firmados con Seúl, que incluyen la eliminación de once puestos militares en la frontera y protocolos detallados para evitar conflictos.

Pero los gestos devuelven a los raíles un proceso que corría peligro de descarrilar. Washington canceló la última visita de Pompeo a Pyongyang porque no se daban las circunstancias idóneas y en la anterior fue despedido por la prensa criticando sus «actitudes gangsteriles» por presentar muchas exigencias y ninguna contrapartida. Washington y Pionyang ya preparan la segunda cumbre.