Irlanda volvió ayer a las urnas para pronunciarse por la ley del aborto. El referéndum es el sexto sobre la normativa de interrupción del embarazo, en un país considerado ultraconservador hasta no hace mucho y donde el peso de la Iglesia católica ha sido aplastante. Esta vez, si se confirma lo que sugieren los sondeos, la consulta puede abrir la vía para acabar con una de las prohibiciones más estrictas en el mundo. El paso sería una ruptura histórica con el pasado, donde, como cantan las feministas, «los rosarios han mandado en los ovarios».

Los colegios electorales abrieron ayer a las siete de la mañana para acoger a los más de tres millones los irlandeses convocados a participar en la consulta. Los votantes debían decir sí o no a la eliminación de la octava enmienda de la Constitución, introducida en 1983, que equipara por igual la vida de la madre y del no nato, e impide en la práctica el aborto. La prohibición, incluso en caso de violación, de incesto, o de malformación del feto, fue ligeramente modificada en el 2013, autorizando la interrupción del embarazo en casos extremos, cuando la vida de la madre estuviera en peligro. En caso de que el sí triunfe se estudiaría una nueva legislación que permitiría a las irlandesas abortar en todas las circunstancias durante las primeras doce semanas de embarazo y hasta veinticuatro semanas por razones de salud. Terminaría así la imposición que obliga a más de 3.000 mujeres a viajar cada año al extranjero para poder abortar y a muchas otras a tomar sin control médico alguno la píldora abortiva, comprada clandestinamente en internet. Saltarse la ley puede costar hasta 14 años de cárcel.

CAMPAÑA APASIONADA / La campaña ha sido apasionada, con una movilización excepcional. Algunos irlandeses que viven en el extranjero han volado desde lugares tan lejanos como Los Ángeles, Sydney, Bangkok o Buenos Aires para poder votar. El país está dividido en dos bandos. El electorado más joven y los habitantes en las zonas urbanas están mayoritariamente con el campo «prochoice», a favor de poder elegir libremente, qué hacer en caso de un embarazo indeseado. También lo están por primera vez la mayoría de los médicos (55%), que se enfrentan cada día a los problemas que acarrea la prohibición. En las zonas rurales, sin embargo, con una población de mayor edad y más dócil al mandado de la Iglesia, la tendencia, representada por los llamados grupos «provida», es mantener la restricción.

Los líderes de los principales partidos políticos han pedido el sí, conscientes de que los tiempos en que el Vaticano dictaba la ley han acabado. En un mensaje de última hora, el primer ministro democristiano, Leo Varadkar, recordó el jueves que una consulta así sólo se presenta «una vez en una generación». «Tenemos la oportunidad de cambiar nuestro país. Si gana el sí Irlanda seguirá estando donde está, pero será un lugar un poco más permisivo, un poco más afable y comprensivo de lo que ha sido».

El propio líder del Fine Gael es una muestra de hasta qué punto ha cambiado el país. Varadkar, de 39 años, médico de profesión, es el primer ministro más joven que ha tenido Irlanda, el primero de raza mixta (hijo de padre indio y madre irlandesa) y el primero que ha proclamado públicamente su homosexualidad. Él ha sido uno de los beneficiarios de otro referéndum, el de la legalización del matrimonio gay, hace tres años, que le ha permitido casarse con su pareja.

El referéndum del aborto no deja indiferente a nadie en Irlanda. Los primeros datos a medio día de ayer indicaban una alta participación, superior en algunos lugares a la registrada en el referéndum del matrimonio gay, otro gran hito. Las autoridades han registrado este año más de 118.000 peticiones de nuevas inscripciones en el censo electoral, reflejo del interés por la consulta. Hasta el último momento los militantes anti y proaborto intentaron convencer a los indecisos. Las normas electorales lo permiten, siempre que se mantengan a más de cincuenta metros de los colegios electorales.

En el momento de votar, el primer ministro dijo estar «relativamente confiado» en una victoria del sí. El resultado se conocerá hoy.