Al menos 350 personas víctimas de explotación sexual y trabajos forzados han sido rescatadas en la llamada 'Operación Libertad', coordinada por la Interpol y llevada a cabo en 13 países distintos de América Latina y el Caribe, según ha informado este lunes la propia organización internacional.

La operación, que tuvo lugar entre el 3 y el 9 de abril, se ha saldado con la detención de 22 individuos y ha sido coordinada desde Barbado. En ella ella han participado autoridades de Antigua y Barbuda, Aruba, Belice, Brasil, Curazao, Guyana, Jamaica, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Trinidad y Tobago, las islas Turcas y Caicos y Venezuela.

Un total de 500 agentes fueron desplegados en prostíbulos, explotaciones agrarias, minas, fábricas y mercados callejeros en los que se forzaba a trabajar a mujeres, hombres y niños. Los agentes también confiscaron en el operativo ordenadores portátiles, móviles y dinero en efectivo.

Emigrantes, las principales víctimas

Según el comunicado que ha emitido la Interpol, la mayoría de las víctimas rescatadas pertenecen a un mismo grupo social, uno de los más vulnerables frente a los traficantes de personas: aquellos dispuestos a cruzar fronteras en busca de trabajo y mejores oportunidades de vida.

Las mafias prometen a estas personas una vida mejor, pero "lo que no se les dice son las condiciones de trabajo que encontrarán en su destino final", ha declarado el coordinador de la unidad de la Interpol que lucha contra el tráfico humano, Cem Kolcu.

Condiciones "terroríficas"

En algunos casos, "hemos encontrado a mujeres forzadas a trabajar en espacios del tamaño de un ataúd", ha lamentado Kolcu. Según ha declarado el director de Servicios Policiales de la Interpol, Tim Morris, a la BBC, los agentes encontraron en Guyana unas condiciones de trabajo "especialmente terroríficas".

El organismo ha detallado, por ejemplo, el caso de mujeres jóvenes trabajando como prostitutas en Guyana junto a minas de oro extremadamente remotas de las cuales no podían escapar. El aislamiento de los enclaves elegidos por los traficantes es un 'modus operandi' habitual, que dificulta la intervención de las fuerzas de seguridad.

Dos años y medio de investigación

Servicios sociales de los distintos países y oenegés han colaborado con el operativo para garantizar que las personas rescatadas reciban una atención adecuada. La Interpol ha explicado además la dificultad con la que se encuentran ante ciertas víctimas, que no se identifican como tales ya que ganan más en estas redes de tráfico humano que en sus países de origen. Asimismo, otras pueden estar manipuladas o presionadas para ofrecer falsos testimonios, lo que puede complicar la recopilación de pruebas y la judicialización de los casos.

La 'Operación Libertad' ha supuesto la culminación de un proyecto de dos años y medios de trabajo financiado por el Gobierno de Canadá, que ha ofrecido formación especializada a los investigadores y agentes. "Operaciones como esta muestran el poder de Interpol como plataforma para los 13 países participantes" ha destacado Morris.