Las elecciones presidenciales rusas, en las que el presidente Vladímir Putin ha renovado su mandato para seis años más, han carecido de una «auténtica competencia». Este es el veredicto de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), que había desplegado casi cinco centenares de observadores en los colegios electorales de Rusia para analizar la limpieza de los comicios.

«Elección sin competición no es una verdadera elección», reza una declaración del organismo europeo. Durante la jornada, se produjeron «irregularidades», como el traslado de funcionarios en autobús a los centros de voto y presiones sobre los empleados de algunas empresas para que no se quedaran en casa. Sin embargo, más que estas prácticas para impulsar la participación, lo que lamenta más la OSCE es «el ambiente político y judicial marcado por una presión constante sobre las voces críticas», que ha impedido que existiera una verdadera competición entre Putin y los restantes candidatos.

«Las restricciones en las libertades fundamentales de reunión, de asociación y de expresión, así como en el registro de candidatos, han tenido como resultado una falta de verdadera competencia», valora el informe. La OSCE también ha constatado «una ausencia de críticas en la cobertura» de la mayoría de los medios rusos acerca de Putin, lo que ha provocado que no hayan concurrido los restantes candidatos en «condiciones de igualdad».

EUFORIA DEL ‘ESTABLISHMENT’ / Nada más conocerse el resultado, con el 76,6% de los votos favorables a Putin, y la participación, del 67,4% del electorado, destacados miembros del establishment ruso dieron rienda suelta a la euforia y aprovecharon para cargar contra Occidente. «Creo que EEUU y Gran Bretaña han entendido que no pueden manipular nuestras elecciones», aseguró Ígor Morozov, miembro del Consejo de la Federación, la Cámara baja del Parlamento. Valentina Matviyenko, presidenta de la Cámara, se manifestó en términos similares.

Sin embargo, el presidente ruso, durante un encuentro con los demás contrincantes en la liza electoral, adoptó un tono más conciliador hacia Europa y EEUU. «No permitiremos ninguna carrera de armamento; tenemos todo lo que necesitamos», indicó, antes de destacar que aspira a relaciones «más constructivas».

Los países occidentales, por su parte, respondieron con cautela, y todas las reacciones iban en la dirección de admitir que las relaciones con Rusia seguirán siendo «difíciles» en los años a venir. La cancillera alemana, Angela Merkel, envió un telegrama de felicitación en el que también recuerda a su interlocutor ruso los «desafíos» en las relaciones.