El director general de Oxfam, Mark Goldring, reveló ayer ante un comité de la Cámara de los Comunes del Parlamento británico que la oenegé investiga 26 nuevos casos de abusos sexuales. Las denuncias se recibieron durante los 10 días posteriores al estallido del escándalo de la organización en su misión en Haití. «Se han puesto en nuestro conocimiento 26 nuevos casos -señaló-. Hay asuntos más recientes y otros anteriores, que la gente en su época pensó que no era necesario denunciar». Algunos se produjeron en el Reino Unido, y 16 de ellos en el programa internacional.

Goldring compareció acompañado por otros dos responsables de la oenegé, Winnie Byanyima, directora ejecutiva de Oxfam Internacional, y Caroline Thomson, presidenta de la fundación. La sesión del comité de Desarrollo Internacional estuvo marcada por las reiteradas disculpas del trío. Más de doce veces pidieron perdón, dada la pésima manera en que se resolvieron los abusos en Haití y el daño causado al prestigio de la oenegé y a todo el sector de la ayuda humanitaria.

El director general se disculpó además en nombre propio, por los comentarios a The Guardian el pasado sábado, en los que trató de rebajar la importancia de los abusos en el país caribeño tras el terremoto que asoló el país en el 2010. En esa entrevista afirmó que se estaban exagerando las cosas, como si Oxfam «hubiera asesinado a bebés en su cuna». «Pido perdón. Estaba bajo mucha presión, dando muchas entrevistas y tomando muchas decisiones, tratando de dar una respuesta por parte de Oxfam. Pensaba en el increíble trabajo que he visto hacer a Oxfam alrededor del mundo, recientemente con refugiados en Myanmar. No debí haber dicho esas cosas», declaró.

A lo largo de la comparecencia se supo que el año pasado Oxfam, que tiene 10.000 empleados en 90 países, se enfrentó a 87 denuncias por conducta inapropiada de sus empleados, entre faltas leves y graves. Tras la investigación interna sobre las acusaciones en Haití, la oenegé puso en marcha mecanismos de control y salvaguarda, si bien Goldring se vio obligado a reconocer que no han sido suficientes. Admitió que Oxfam no desveló que sus cooperantes habían contratado prostitutas, ni amenazado a uno de los testigos que colaboraron en la investigación. Reconoció que fue un error que se permitiera a Roland van Hauwermeiren, en el centro del escándalo sexual, presentar la renuncia y marcharse discretamente, en lugar de ser despedido y denunciado. Difícilmente pudo explicar cómo una de las siete personas apartadas por su vinculación con los abusos en Haití fue contratada de nuevo por Oxfam en otro país.

El daño sufrido por la organización es inmenso y su imagen está hecha trizas. En los 10 días posteriores al estallido del escándalo 7.000 socios han cancelado sus donaciones a la oenegé, según Goldring.