Alemania sigue buscando un encaje que permita formar un Gobierno estable y evitar unas nuevas elecciones. La cancillera alemana, Angela Merkel (CDU), y el líder socialdemócrata, Martin Schulz (SPD), se sentaron anoche en la mesa de negociaciones para empezar a discutir una posible reedición de su Gobierno de gran coalición.

Reunidos por primera vez desde las elecciones en el palacio berlinés de Bellevue, sede del presidente federal, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier, estuvieron acompañados por Horst Seehofer, líder de la CSU, el partido bávaro hermanado a la CDU. De prosperar, las negociaciones podrían durar hasta febrero.

Tras cerrar la puerta a otro Gobierno junto a Merkel, Schulz aceptó este lunes iniciar conversaciones con sus oponentes y antiguos socios de coalición. Pero nadie da el pacto por sentado. Ambos partidos viven en un momento de creciente desconfianza después de que el lunes el ministro de Agricultura, el conservador Christian Schmidt, votase en Bruselas a favor del uso del herbicida glifosato sin consultar a Merkel y sin escuchar las críticas del SPD, algo que Schulz consideró «escandaloso».

Alemania empieza a vivir una inestabilidad política interna a la que no estaba acostumbrada. Y eso abre las puertas a otras opciones como un Gobierno en minoría o la repetición de comicios.

Los pactos de gran coalición le han permitido a Merkel gobernar plácidamente durante ocho de sus 12 años de mandato. Sin embargo, su última edición ha pasado factura a ambos partidos y, ante una mayor fragmentación en el Parlamento, son muchos quienes temen que otro acuerdo siga abriendo la herida mientras la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) se abre paso.

El fracaso de las negociaciones para formar un tripartito entre conservadores, liberales y ecologistas situó al SPD como único socio viable, una posición que quería evitar. Entre la espada y la pared, baraja ahora su entrada en el Ejecutivo. Desde ese fracaso, muchas voces fuertes de los socialdemócratas han pedido un acuerdo. Si Schulz mantiene su palabra y evita la gran coalición, la única salida para Merkel es gobernar en minoría. Pero Merkel se muestra escéptica ante esta opción, pues prefiere mayorías estables, como parte de la CDU.