El negociador jefe de la UE para el 'brexit', Michel Barnier, espera poder ofrecer “pronto” buenas noticias pero de momento asegura que en Bruselas siguen trabajando para que en los próximos días se produzcan “progresos suficientes” en los tres asuntos clave del proceso de divorcio: los derechos de los ciudadanos, la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte y, por supuesto, la factura del 'brexit'. “No estamos ahí todavía. El trabajo sigue esta semana de forma constructiva con el Reino Unido”, se ha limitado a señalar el político francés.

Sus declaraciones, desde Berlín, se producen horas después de que varios diarios británicos dieran por hecho la existencia de un “principio de acuerdo” sobre la factura que tendrá que pagar el Reino Unido cuando salga del club. Un montante que el ‘Daily Telegraph’, citando a varias fuentes anónimas de ambos bandos, sitúa en una horquilla de entre 45.000 y 55.000 millones de euros. Se trata de una cifra que se acerca mucho a la calculada por la Comisión Europea, de en torno a 60.000 millones, y claramente muy por encima de los 20.000 millones que May propuso pagar el pasado 22 de septiembre y que equivalen únicamente a la contribución británica neta durante dos años. La elevada factura del pacto, en cualquier caso, ya ha desatado la cólera de los euroescépticos británicos.

“Leo los artículos, veo los rumores e informaciones pero repito, sobre los tres asuntos clave de esta primera fase necesitamos todavía trabajar más y todavía no hemos llegado a un acuerdo. Al margen de rumores y artículos seguimos trabajando para que estos tres asuntos, que están vinculados, puedan ser la base del acuerdo”, ha explicado. Y es que como en cualquier negociación europea que se precie, por mucho que haya avances en una materia nada está cerrado hasta que todo está acordado.

Flecos importantes por resolver

Más allá de la factura quedan flecos muy importantes por cerrar. Desde encontrar la fórmula que evite el regreso de una frontera dura entre Irlanda e Irlanda del norte, es decir, con controles policiales y aduaneros permanentes resultado de la salida de Londres de la Unión aduanera, hasta el papel del Tribunal de Justicia de la UE como garante o los derechos de los ciudadanos tras el 'brexit'. Un ámbito en el que según la Eurocámara no todo está claro.

“No podemos aceptar un trato diferenciado entre los miembros de la familia” o “que hijos de diferentes relaciones tengan distintos estatus legales”, ha advertido el coordinador del Europarlamento, Guy Verhofstadt, en una carta enviada a Barnier sobre algunos de los elementos que siguen planteando problemas y que deberán ser resueltos para que los Veintisiete autoricen en la cumbre del 14 y 15 de diciembre a abrir negociaciones sobre la futura relación comercial.

El próximo lunes 4 de diciembre está previsto un almuerzo en Bruselas entre la primera ministra británica, Theresa May, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al que asistirán también los negociadores de ambos bloques: Barnier en representación de los Veintisiete y David Davis por el bando británico. La fecha coincide además con el día fijado por el presidente de la UE, Donald Tusk, como fecha tope para desatascar las negociaciones. De ahí las esperanzas que ambos bandos han puesto en este día.

Metodología para saldar las cuentas

Oficialmente en el acuerdo sobre la factura no saldrá una cifra concreta. Lo que tienen que pactar Londres y Bruselas es la metodología de cálculo para valorar los compromisos financieros asumidos por el Gobierno británico como miembro del club hasta que lo abandone el 29 de marzo del 2019 a medianoche.

Un montante que deberá incluir para empezar el dinero comprometido en el marco presupuestario plurianual pactado por los Veintiocho hasta el 2020 -unos 10.000 millones anuales en el caso del Reino Unido-, la aportación que tendrá que realizar Londres para pagar las pensiones de los eurofuncionarios -entre 7.000 y 10.000 millones según el 'think tank' Bruegel- así como la participación de Londres en diversos fondos, como el Fondo de Desarrollo Europeo, y las garantías en préstamos concedidas a países terceros entre otros elementos.

Barnier ha aprovechado sus varias intervenciones públicas en la capital alemana para recordar que las consecuencias serán duras y especialmente para los británicos, que tendrán que renegociar 750 acuerdos internacionales, se quedarán fuera de Europol, del tratado de Euratom y del cielo único europeo. “Mi papel es decir la verdad, toda la verdad sobre las consecuencias del 'brexit' a las empresas europeas y una de ellas es que la única combinación que permite una relación sin fricciones es seguir en el mercado único y la unión aduanera”, ha recordado.