Venezuela y Rusia firmaron ayer un acuerdo para reestructurar y refinanciar 1.500 millones de dólares. El nuevo plazo de vencimiento de la deuda con Rusia establece pagos durante una década, pero en los primeros años, se informó, los desembolsos serán mínimos. En el 2011, el Gobierno de Vladímir Putin le otorgó al entonces presidente Hugo Chávez un préstamo de 4.000 millones de dólares para adquirir suministros industriales y armamento rusos. Ya con Nicolás Maduro en el poder, se pidió la prolongación del plazo para cancelar el crédito.

«Ante la inminente guerra económica y bloqueo financiero internacional contra Venezuela, el Gobierno bolivariano fortalece sus relaciones bilaterales con Rusia», destacó el embajador chavista en Moscú Carlos Faría. Después de formalizar este pacto, Maduro espera hacer lo propio con China, acreedora de 28.000 millones de dólares. «La cooperación entre China y Venezuela en materia de financiación y en otros ámbitos se desarrolla normalmente. Estamos convencidos de que el Gobierno y el pueblo venezolano tienen la capacidad de gestionar de forma apropiada sus propios asuntos, incluido su problema de deuda», dijo Geng Shuang, portavoz del Ministerio chino de Relaciones Exteriores.

El viceministro de Economía y Finanzas venezolano, William Castro Sotelo, señaló desde Moscú que «aún en circunstancias difíciles, el Gobierno revolucionario» busca «condiciones favorables y justas» para cumplir con sus compromisos financieros.

Castro Sotelo pareció hablar a los acreedores de unos 60.000 millones de dólares de deuda venezolana que esperan una oferta de las autoridades. Aunque Standard & Poor’s declaró el lunes por la noche una «bancarrota selectiva» de la deuda venezolana, la Asociación Internacional de Swaps y Derivados aplazó un pronunciamiento similar en relación con el pasivo de Petróleos de Venezuela SA (Pdvsa).