El próximo fin de semana, los líderes de las 20 principales potencias del mundo (G-20) se reunirán en Hamburgo para debatir grandes problemas como el cambio climático o la guerra de Siria. Preocupados por la garantizar la seguridad, la ciudad alemana solicitó la ayuda policial a otros länder de Alemania, pero para Berlín su misión no ha durado ni dos días.

Alrededor de 220 agentes de la capital alemana fueron expulsados el martes pasado del dispositivo tras descubrirse que durante la noche del domingo organizaron una fiesta desenfrenada en la que se mezclaron alcohol, sexo y la exhibición de armas.

Según avanzó el diario Berliner Zeitung, hasta tres unidades de los cuerpos de seguridad berlineses fueron devueltas a casa por la polémica que ha generado esa celebración. La Policía llegó a la pequeña localidad de Bad Segeberg, en el estado de Schleswig-Holstein, el pasado domingo y se instaló en un campamento de contenedores que anteriormente había sido el hogar de refugiados.

Pocas horas después, los agentes dieron rienda suelta a sus instintos en una fiesta en la que hubo sexo en público, meadas contra las vallas del recinto, importantes destrozos e incluso se vio a una agente bailando sensualmente encima de una mesa vestida solo con un albornoz mientras sujetaba en una mano su pistola oficial.

Así, según el canal público RBB, al menos uno de los miembros de la Policía berlinesa también se vio envuelto en una calurosa discusión que terminó a puñetazos contra otro agente de la ciudad alemana de Wuppertal, también presente en Hamburgo. Según añadió el diario Spiegel, varios agentes gritaron con sus armas en alto y se encontraron pipas de agua en sus habitaciones. Los vecinos de esta pequeña ciudad se quejaron del ruido de una alocada celebración que no cesó hasta las 6.30 de la madrugada.

Al conocerse estos controvertidos hechos, la propia Policía de Berlín confirmó que esas tres unidades habían dejado de participar en la seguridad de la cumbre del G-20. Ahora, les aguarda un interrogatorio sobre su comportamiento e incluso sanciones. A pesar de las críticas por este escándalo, el ministro del Interior de la capital, Andreas Geisel, defendió el trabajo de sus agentes asegurado que «su trabajo no puede quedar dañado por estos incidentes».

Los propios protagonistas también confirmaron a través de la cuenta oficial de Facebook de la policía de Berlín que organizaron la fiesta para celebrar el aniversario de dos de los agentes del cuerpo. «Sí, nos fuimos de fiesta», apunta el comunicado. «Debajo de este uniforme hay seres humanos». Aun así, la Policía de Hamburgo vio en la actitud de sus compañeros un comportamiento «inaceptable».