Iba a ser un mero ajuste del Gabinete después de las elecciones legislativas, pero la renuncia de cuatro ministros de peso a permanecer en el Gobierno ha obligado al presidente francés, Emmanuel Macron, a realizar una remodelación en toda regla. El primer ejecutivo liderado por el conservador Edouard Philippe ha durado poco más de un mes. Las prácticas de la vieja política que el nuevo presidente quiere desterrar han terminado pasando factura a los miembros del Gobierno bajo sospecha.

La situación era especialmente insostenible en el caso del titular de Justicia, el centrista François Bayrou, encargado de defender la ley sobre la moralización de la vida pública, destinada a devolver a los franceses la confianza en las instituciones y una de las más emblemáticas del mandato de Macron. Sin embargo, su cargo parecía incompatible con el hecho de que el MoDem (Movimiento Demócrata) esté siendo investigado por la fiscalía al existir indicios de que pudo pagar como asistentes parlamentarios de sus eurodiputados a personal que, en realidad, trabajaba para el partido.

Bayrou justificó ayer su decisión de no formar parte del nuevo Ejecutivo con el argumento de que así protege al presidente y salva la ley. De paso, negó que su partido haya cometido ilegalidad alguna y arremetió duramente contra la prensa y unos supuestos lobies.

Para Macron la figura de Bayrou empezaba a ser realmente incómoda y ayer el portavoz del Gobierno, Christophe Castaner, admitió sin pelos en la lengua que su dimisión «simplificaba la situación», dando a entender que el presidente estaba aliviado. Al líder centrista le sustituirá en Justicia una jurista de 62 años procedente de las filas socialistas, Nicole Belloubet, miembro del Consejo Constitucional.

Otra mujer, Florence Parly, de 54 años, ocupará una cartera de peso, la de Defensa, vacante tras la dimisión de la eurodiputada centrista Sylvie Goulard, igualmente salpicada por la investigación sobre los asistentes del Parlamento Europeo. Parly fue secretaria de Estado de Presupuesto con Lionel Jospin, entre 2000 y 2002.

Asuntos Europeos era la tercera cartera ocupada por un miembro del MoDem, Marielle de Sarnez, que pasará a liderar el grupo parlamentario en la Asamblea Nacional. Será sustituida por Nathalie Loiseau, de 53 años, alta funcionaria de Asuntos Exteriores y exdirectora de la prestigiosa Escuela Nacional de Administración (ENA).

Macron no ha desterrado totalmente del Gobierno al partido centrista con el que selló una alianza en febrero y que contribuyó a llevarle al Elíseo, aunque los puestos ahora tienen un peso menor. Geneviève Darrieussecq será ministra delegada de Interior y Jacqueline Gourault, una senadora próxima a Bayrou, ministra delegada de Defensa.

El cuarto cambio es el de Richard Ferrand, ministro de Cohesión Territorial, antiguo secretario general de En Marcha! y hombre de confianza de Macron, que pasará a liderar el grupo parlamentario de la mayoría presidencial en la Cámara baja.

La Fiscalía investiga una operación inmobiliaria de la que se benefició la esposa de Ferrand cuando este ocupó la presidencia de una mutua de seguros bretona. Su cartera la ocupará Jacques Mézard, hasta ayer ministro de Agricultura, puesto que recae en el exsocialista Stéphane Travert.

De esta manera, el Gobierno de Philippe respeta la relación de fuerzas entre la izquierda y la derecha y la paridad. Contará con 14 hombres y 15 mujeres.

ESCISIÓN EN LA DERECHA / Por otra parte, la derecha francesa escenificó en la Asamblea Nacional la escisión entre los partidarios de apoyar a Macron y quienes apuestan por una oposición frontal al Gobierno. A partir de ahora estarán en dos grupos parlamentarios distintos después de que unos 20 parlamentarios de Los Republicanos y 18 de la Unión de Demócratas e Independientes (UDI) anunciaran la creación de un grupo parlamentario bautizado ‘Los Republicanos constructivos, UDI e independientes’.