El exministro de Educación Benoît Hamon, representante del ala izquierda del socialismo francés, y el exprimer ministro Manuel Valls disputarán el duelo final de las primarias organizadas por la izquierda francesa para designar su candidato al Elíseo en las presidenciales de primavera. Hamon logró un 35,21% de los votos en la primera vuelta celebrada ayer domingo y Valls se situaría segundo con un 31,56% de las papeletas, según los primeros resultados parciales procedentes del escrutinio de 3.090 de los 7.530 colegios electorales instalados por todo el territorio.

El gran derrotado, con el 18,70% de los votos, fue el rebelde exministro de Economía Arnaud Montebourg. Al igual que Hamon, Montebourg abandonó el Ejecutivo de Valls en agosto del 2014 por sus desacuerdos con la deriva liberal de François Hollande. El político que ha defendido un patriotismo económico para Francia y había prometido dar la batalla en Bruselas en contra la política de austeridad animó a votar por Hamon el próximo domingo, en la segunda y definitiva vuelta de las primarias, lo que le complica las cosas a Manuel Valls.

La participación, un dato clave para legitimar tanto el proceso de primarias como al vencedor de las mismas, se situó en una horquilla de entre 1,5 y 2 millones de votantes, una cifra muy inferior a la registrada en las primarias de octubre del 2011 que dieron la victoria a François Hollande, pero que permitió al Partido Socialista salvar los muebles.

«Es un éxito para los organizadores», se felicitó el primer secretario de los socialistas, Jean-Christophe Cambádelis, que agradeció el gesto a los electores que se desplazaron a votar pese a la idea extendida en las semanas previas de que sería «inútil». Sea quien sea el vencedor para ser el candidato de los socialistas franceses, las encuestas lo descartan de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, condenándole a un humillante quinto puesto. De momento, los sondeos apuntan a que el duelo definitivo lo protagonizarán la ultraderechista Marine le Pen y el conservador François Fillon.

¿Para qué votar en unas primarias de la izquierda cuando el vencedor parece condenado a la derrota en la primera vuelta de las presidenciales? La respuesta estaba ayer, por ejemplo, a las puertas del colegio electoral de la calle de Marsella, en el distrito 10 de París. Sophie, de 61 años, y su hija Gabrielle, de 28, lo tenían muy claro. «Venimos porque hay que darle un poco de futuro al socialismo. Hace falta que se reinvente». «Completamente decepcionadas» con la gestión de François Hollande, reconocieron que el clima no es propicio para la izquierda, y que el ganador de las primarias tendrá difícil entrar en la carrera al Elíseo, así que optaron por un voto nada estratégico y apoyaron a Hamon.

Lo mismo hizo Ghislain, artista en paro de 34 años. «No me guío por el voto útil. Hamon representa la dirección que quiero ver en un partido cada vez menos socialista». «He venido, sobre todo, para votar contra el escepticismo, porque no hay que hacerle el juego a quienes piensan que el socialismo no tiene futuro», comentó por su parte Eric Dombré, profesor jubilado de 87 años.