lejano oriente

El régimen de Corea del Norte amplía sus campos de concentración

PEKÍN

Los satélites han desvelado otra vez lo que oficialmente no existe. Nuevas fotografías muestran las infraestructuras mejoradas y el aumento de la actividad en la nutrida red de gulags norcoreanos, según organizaciones de derechos humanos. Los campos 25 y 15 cuentan con seis nuevas torres de vigilancia, edificios remozados, un nuevo crematorio y más carreteras de acceso. Corea del Norte siempre ha negado lo que durante años han revelado las fotos y descrito exconvictos y guardianes. Esos fósiles represivos de la antigua URSS que Solzhenitsyn describiera en Archipiélago Gulag son, según las autoridades norcoreanas, acusaciones enemigas para socavar la reputación nacional.

«El régimen aún confía en una vasta red de instalaciones penitenciarias ilegales para la coerción, control y castigo de su población», afirmó esta semana Greg Scarlatoiu, director de la oenegé Comité para los Derechos Humanos en Corea del Norte. También recordó que la mayoría de los internos llegan sin juicio ni sentencia, desconociendo cuándo saldrán (si salen) y de qué delito se les acusa. Es, según Amnistía Internacional, una «maquinaria a escala industrial» de torturas y abusos.

Las últimas fotos muestran que Kim Jong-un ha cerrado los campos cercanos a la frontera china y ampliado los del interior. Miles de reclusos han «desaparecido» en el traslado, denuncia la oenegé. Otra oenegé, la surcoreana Transitional Justice Working Group, también se ha servido de satélites y entrevistas a 300 desertores para señalar una docena de fosas comunes para desleales al régimen, una etiqueta enormemente elástica.

Entre 80.000 y 120.000 personas están encerradas en la treintena de kwanliso (para delitos políticos) o kyohwaso (para condenas de larga duración) y más de 400.000 han muerto en las últimas tres décadas, según oenegés.

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