Nuevo acto de masas. La despedida de Fidel Castro inició ayer una nueva etapa, la que llevará sus cenizas desde La Habana, de donde partió el cortejo fúnebre, hasta Santiago de Cuba, a 900 kilómetros de distancia, a la que tiene previsto llegar el sábado. Un largo recorrido por etapas con el que se quiere rememorar la ruta que hizo el propio Fidel hace 57 años, pero en sentido inverso, hasta que entró victorioso en la capital cubana, el 8 de enero de 1959.

Una ruta que supuso el triunfo de la Revolución y la caída del régimen de Fulgencio Batista. La que hace más de medio siglo se conoce como la caravana de la libertad.

«Yo estuve entonces también ahí», recordaba Margarita Gray, una mujer de 81 años que llegó bien temprano a la Vía Blanca, una ancha avenida flanqueada por cocoteros, última etapa ya de la salida de La Habana hasta enfilar la vieja y estrecha carretera central que lleva a oriente.

En esta ocasión no fue necesario movilizar el transporte público, como se hizo el martes para llevar a los miles de cubanos que llenaron la plaza de la Revolución. Los vecinos se fueron acercando a las calles y avenidas de La Habana por donde pasaba la comitiva para ver la urna de madera de cedro, envuelta en una bandera cubana y protegida por un cristal, que viaja en un pequeño remolque tirado por un jeep militar. «Entonces fue impresionante y hoy también. No me he perdido ni un solo acto de masas de Fidel», afirmaba Gray, que se sostenía en pie con la ayuda de un bastón.

Ocho euros al mes

En la misma avenida se encontraba el matrimonio García, que esperaba la comitiva con dos pequeñas banderas cubanas en las manos. Detrás de ellos, en algunos edificios colindantes, los vecinos aguardaban en las azoteas y los balcones. «Combatí con la guerrilla, vi entrar a Fidel en La Habana y ahora estoy aquí para despedirlo con emoción», dijo Carlos, de 78 años.

Junto a su mujer, María, de 75, viven con una pensión de apenas 200 pesos cubanos al mes (menos de ocho euros) y sus cartillas de razonamiento. «Con eso sobrevivimos, pero qué quiere con este tenaz bloqueo [en referencia al embargo de EEUU]», afirmó resignada María, que guarda en su casa como oro en paño una foto en la que aparece junto al fallecido líder. La pareja afronta con cierta preocupación el futuro del país, pero aseguró que «ahora toca a la juventud tomar el relevo y mantener vivos los ideales revolucionarios».

Los eslóganes de antaño, que forman parte del discurso de los fidelistas de mayor edad y que no han dejado de usarse en todos estos años de manera insistente, se han mantenido intactos también entre los más jóvenes. «Hasta la victoria siempre», «Fidel comandante invicto», «mantendremos en alto los principios revolucionarios» o «el imperialismo no come aquí» forman parte del discurso de Carlos, que estudia bachillerato y que acudió a la Vía Blanca con un grupo de compañeros de la escuela. «Confiamos en Raúl. Si Fidel lo escogió a él, ¿por qué tendríamos nosotros que desconfiar?», afirmó.

La llegada de un helicóptero a la zona, que parecía rodar el recorrido para la televisión, anunció que ya faltaba muy poco para ver pasar el cortejo, que hizo su aparición a marcha lenta. Se trata de una comitiva más bien austera, sin demasiados vehículos. Mientras circulaba por la avenida se hizo el silencio. Solo unos cuantos lanzaron vítores al fallecido líder. A lo lejos se escucharon algunos «¡Viva Fidel!»

En cuanto la caravana se perdió en el horizonte, se acabó la movilización. De regreso a su trabajo, Carlos González, la cabeza cubierta por una gorra con la bandera venezolana, explicaba que «con Fidel viaja ahora Hugo Chávez». González, de 47 años, ha estado dos años trabajando en Venezuela, como médico, en el programa de intercambio que puso en marcha el chavismo y en el que están involucrados miles de profesionales de la sanidad cubana. «Fidel luchó por la dignidad de los pueblos», dijo con convicción.

Con José Martí

La caravana con las cenizas de Fidel pasará por gran parte de las provincias cubanas y se detendrá en los lugares más emblemáticos de la Revolución. Todo está preparado para que no se rompa la cadena humana organizada por el régimen.

El duelo por el líder acabará el domingo cuando sus restos sean exhumados en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago, donde descansan también los de José Martí, el héroe de la independencia de Cuba. Cerca de Sierra Maestra, donde la guerrilla de Fidel inició su lucha el 2 de diciembre de 1956.