Más ausentes que presentes

La desigual presencia de mandatarios extranjeros da fe de lo incómodo del personaje H Obama no mandó delegación oficial, pero sí a un asesor

Más ausentes que presentes

Más ausentes que presentes

BARCELONA

Líder revolucionario e inspirador «hoy más que nunca», como dice el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; o «dictador brutal», en palabras del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. En estos malos tiempos para los claroscuros, la despedida de un icono como Fidel Castro ha puesto a los líderes mundiales en la incómoda tesitura de mojarse, de ponerse al calor de sus luces o denunciar sus sombras. Si no de palabra, sí con el gesto de acudir o no a La Habana. Como podía esperarse, el mayor entusiasmo, de largo, lo mostraron los dirigentes latinoamericanos, y en especial los de izquierda. En cuanto a la muy nutrida lista de ausencias, quizá la más llamativa fuera la del ruso Vladímir Putin, el líder de la vieja potencia aliada.

Los mandatarios latinoamericanos más próximos a La Habana -el venezolano Maduro, el boliviano Evo Morales, el ecuatoriano Rafael Correa, el nicaragüense Daniel Ortega- debían acudir en bloque. También estaba previsto que asistieran los bastante menos afines presidentes de México, Enrique Peña Nieto, y Colombia, Juan Manuel Santos, así como el surafricano Jacob Zuma, en implícito homenaje al compromiso de Fidel Castro en la lucha contra el apartheid. Muchísimo menos lustre aportan a esta escueta lista de presencias figuras como el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, y el de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang.

Un deshielo muy precario

El precario deshielo con EEUU, amenazado ahora por el cambio de rumbo presidencial en la Casa Blanca, no alcanzó para que Barack Obama se desplazara a La Habana para la incómoda ocasión. Ni mucho menos, de hecho: Washington no mandó delegación oficial, aunque sí a Ben Rhodes, asesor adjunto de seguridad nacional del todavía presidente y quien lideró las negociaciones para la normalización de relaciones.

El presidente chino, Xi Jinping, visitó la embajada de Cuba en Pekín para mostrar sus condolencias y dijo que China ha perdido un «amigo de verdad». Pero a La Habana fue el vicepresidente, Li Yuanchao. El iraní Hasán Rohani tampoco viajó. Ni el primer ministro canadiense Justin Trudeau, tras las críticas que le llovieron por sus palabras de homenaje al dirigente cubano, y a pesar de la estrecha relación que este mantuvo con su padre, Pierre.

Europa se puso de perfil, con la excepción del primer ministro griego, Alexis Tsipras. Alemania mandó al excanciller Gerhard Schröder, y Francia, a la ministra de Ecología, Ségolène Royal.

La delegación española la encabezaba el rey emérito Juan Carlos, lo que ha supuesto críticas tanto a diestra -Ciudadanos hubiera preferido una representación de menor nivel- como a siniestra -Podemos echó en falta al ministro de Exteriores, Alfredo Dastis-.

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