Cuatro ataques espectaculares han sacudido a la sociedad alemana en una semana. El país está sobrecogido. En dos casos podría tratarse de los primeros atentados islamistas en suelo alemán, ya que dichos ataques fueron realizados por simpatizantes del autoproclamado Estado Islámico (EI). En el último, que tuvo lugar el domingo por la noche en la localidad bávara de Ansbach, el autor se había grabado en un vídeo que apareció en su móvil en que declaraba lealtad al EI y aseguraba actuar «en nombre de Dios».

Tras estos violentos ataques, el ministro de Interior, Thomas de Maizière, decretó como primera medida el reforzamiento de los dispositivos policiales en lugares públicos como estaciones y aeropuerto. Pocos minutos después, se confirmaba que el sospechoso estaba relacionado con el EI. En un comunicado difundido por la agencia Amaq, la organización yihadista se atribuyó el ataque y aseguró que el suicida era uno de sus «soldados» y que actuó siguiendo la consigna de «atacar a los países que forman parte de la coalición que combate al Estado Islámico».

El titular de Interior del estado de Baviera, Joachim Hermann, de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) -socio de la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la cancillera Angela Merkel- ya se había aventurado previamente a decir que era «probable» que se tratase «de un atentado suicida de carácter islámico».

La policía bávara encontró propaganda de carácter salafista en el albergue donde vivía el suicida. Y lo que es más grave, material que podría haber sido almacenado para construir otras bombas, como alcohol, gasolina y baterías.

Hermann pidió un nuevo cambio en la legislación de asilo alemana para que los refugiados puedan perder su estatus en caso de cometer delitos menores, y que de esa forma sea más fácil deportarlos. Sería el enésimo endurecimiento de la legislación de asilo desde el pasado verano, algo que, de hecho, la CSU lleva reclamando desde hace tiempo.

El último ataque se produjo este domingo por la noche en Ansbach, una población de 40.000 habitantes, a unos 40 kilómetros al sudoeste de Núremberg. El joven Mohammad Deleel, refugiado de 27 años procedente de Siria, se inmoló junto a la entrada de un festival de música, Unas 2.000 personas estaban en el interior del recinto en ese momento. El joven falleció y otras 12 personas resultaron heridas, tres de ellas de gravedad.

SOSPECHAS POLICIALES /El explosivo se encontraba en su mochila, así como dos teléfonos móviles. La policía sospecha que los dos dispositivos iban a ser empleados para activar el explosivo a distancia. El atacante, procedente de Alepo, mostraba muchas cicatrices en el cuerpo y había estado en tratamiento psiquiátrico por intento de suicidio en dos ocasiones. El hecho de que fuera un refugiado sirio, pendiente de ser expulsado a Bulgaria al serle denegado el asilo tras dos años de estancia en Alemania, agrava aún más el clima antiinmigración que ya se vivía antes de los atentados.

Los refugiados, en especial los procedentes de Siria, siguen las noticias con preocupación, ya que la violencia xenófoba se encuentra en los índices más altos desde la reunificación germana. Sin ir más lejos, el sábado unos desconocidos dispararon desde un coche al interior de un asilo para refugiados en la ciudad de Niesky, en el estado de Sajonia. En la ventana había luz, aunque por suerte ninguna persona resultó herida. Es solo un ejemplo más, ya sean ataques a refugiados o a los albergues en los que estos se alojan y que se producen casi a diario.

El ataque de Ansbach cierra una semana trágica. El pasado lunes, un afgano de 17 años atacó a los pasajeros de un tren regional en Wurzburgo con un hacha, hiriendo de gravedad a cuatro turistas. El EI también se atribuyó el atentado, aunque las autoridades indicaron que había sido obra de un atacante solitario.

El viernes, Ali Sonboly, un joven alemán-iraní de 18 años, disparó y mató a nueve personas en Múnich, y luego se suicidó. Según la policía, estaba en tratamiento psiquiátrico y era un admirador del neonazi noruego Anders Breivik, que asesinó a 77 personas en el 2011. En Reutlingen, este domingo, un refugiado sirio mató con un machete a una mujer e hirió a otras cinco personas. Fue un crimen pasional. H