Cientos de miles de franceses salieron de nuevo ayer a las calles para exigir la retirada de la reforma laboral del presidente François Hollande, que se enfrenta a la mayor movilización social de su mandato.

Convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT), Fuerza Obrera (FO) y varios sindicatos estudiantiles, los manifestantes desafiaron al Ejecutivo con una protesta a la que se sumaron 1,2 millones de personas, según los sindicatos. Unas 390.000, según la Policía. En total hubo unas 200 concentraciones en toda Francia.

En todo caso, la participación superó la del pasado día 9 y lanzó un claro mensaje a un debilitado Ejecutivo que, tras las primeras movilizaciones, ya modificó los artículos más polémicos del proyecto y deberá ahora decidir si sigue adelante con él o lo edulcora.

El primer ministro, Manuel Valls, dejó claro que no se plantea retirar un texto legal que calificó de "inteligente, audaz y necesario", pero que las centrales sindicales consideran que abaratará el despido y precarizará el empleo.

Huelga de transportes

En algunas ciudades --París, Nantes, Rennes, Toulouse y Grenoble-- se produjeron enfrentamientos entre las fuerzas del orden y jóvenes encapuchados que se saldaron con una treintena de detenidos y algunos policías heridos.

La jornada estuvo igualmente marcada por una huelga en los transportes públicos que alteró el tráfico desde primera hora de la mañana y provocó retrasos y cancelaciones en los aeropuertos de Orly y Marsella.

Ni la Torre Eiffel ni el Palacio de Versalles abrieron sus puertas a los turistas, los ballets de la Opera de París se suspendieron y la prensa no llegó a los quioscos. Además, los estudiantes bloquearon unos 200 institutos, mientras que otros permanecían cerrados para evitaraltercados.

"Estamos contentos, el malestar es muy fuerte", señaló el secretario general de la CGT, Philippe Martínez, que espera ahora que el Gobierno tome nota. De lo contrario, habrá más huelgas y manifestaciones los próximos días 5 y 9.

También el secretario general de FO, Jean-Claude Mailly, a la cabeza del cortejo parisino que caminaba hacia la Plaza de la Nación, se felicitó de una movilización que va en aumento.

En las redes sociales, bajo la consigna de Nocheenpie, un centenar de jóvenes se disponía a pasar la noche en la emblemática Plaza de la República a pesar del frío de la capital, donde la manifestación se desarrolló bajo la lluvia.

Aunque el Gobierno ha logrado sentar a los sindicatos reformistas a la mesa de diálogo para dulcificar los aspectos más polémicos de la ley --como el tope en las indemnizaciones por despido improcedente y las causas de los despidos colectivos-- antes de enviar el texto al Parlamento, la CGT y FO mantienen el pulso y exigen la retirada pura y simple del proyecto. "No permitirá crear el empleo necesario, generalizará la precariedad y agravará las desigualdades profesionales, sobre todo de las mujeres y los jóvenes", alegan.