Las deportaciones a Rusia de refugiados llegados por el Artico, donde estos días se alcanzan los -30º, causan controversia. La semana pasada, la expulsión de 13 de ellos hizo que muchos otros huyeran atemorizados de un centro de acogida. Familias sirias y afganas con niños y bebés están pendientes de expulsión. La normativa, que aprobó el Gobierno conservador con apoyo de los laboristas, se aplica pese a las críticas del Acnur.