Desde que la crisis de refugiados pusiera en evidencia este verano las carencias de Europa en materia migratoria han sido innumerables los compromisos políticos asumidos por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. Pero la situación poco ha cambiado y hoy se verán obligados de nuevo a admitir que la aplicación de las medidas acordadas es "insuficiente" y hay que avanzar más rápido. "Necesitamos acelerar en todos los frentes, incluido el control de las fronteras exteriores. Es necesario para preservar Schengen", advierte el presidente de la UE, Donald Tusk.

La inmigración centrará la primera parte de este último Consejo Europeo del año, y especialmente las deficiencias en la frontera entre Grecia y Turquía, por donde en noviembre, pese al compromiso de los turcos de reforzar la vigilancia y las peores condiciones meteorológicas, han entrado 104.000 personas.

Nadie quiere hacer sangre con Atenas, sostiene un alto diplomático europeo. Las cifras que maneja la Comisión Europea muestran, sin embargo, que el Gobierno griego no registra en las bases de datos a todas las personas que cruzan de forma irregular y que, pese al compromiso de crear para fin de noviembre cinco centros de registro e identificación de huellas dactilares, solo funciona uno en Lesbos y no está plenamente operativo. "No puedes decir que eres capaz de hacer frente a las cosas y luego no hacerlo", reprocha.