"El encuentro (de hoy) entre Obama y Putin es importante por sí mismo". Esta sucinta frase, pronunciada durante una conversación telefónica con este diario por Pavel Zolotarev, vicedirector del moscovita Instituto para Estudios de EEUU y Canadá, y experto en las relaciones entre las dos superpotencias nucleares, resume la trascendencia de la reunión que mantendrán esta tarde en Nueva York los líderes del Kremlin y de la Casa Blanca en el marco la Asamblea General de la ONU. Y es que después de que el último cara a cara bilateral entre los dos mandatarios, en el 2013 durante la cumbre del G-8 en el Ulster, rotulara el inicio del peor distanciamiento entre ambos países desde el final de la guerra fría, y con frentes bélicos mundiales --Siria, Ucrania-- en los que Moscú y Washington mantienen diferencias de profundidad abisal, el simple hecho de que ambos presidentes se entrevisten es ya un logro en sí mismo.

Sin embargo, no parece que haya que esperar resultados concretos de este encuentro. Como advertencia, Josh Earnest, portavoz presidencial norteamericano, ya ha descartado que se realice "algún anuncio importante" al finalizar la reunión .

La falta de entendimiento que ha presidido las relaciones entre Rusia y EEUU en los dos últimos años ha reaparecido durante el anuncio de la celebración de la cumbre. Mientras en Washington Eanest declaraba que la cita había sido convocada tras reiteradas peticiones rusas, en Moscú, el consejero del Kremlin, Yuri Ushiakov, desmentía sin ambages tal extremo.

Los temas a tratar serán, sin duda, Siria y Ucrania. Pero la importancia que recibirán ambos diferendos también ha sido motivo de controversia. Según la Casa Blanca, la guerra en el país de Europa del Este sería tratada al mismo rango que la lucha en Siria contra el enemigo común, el Estado Islámico (EI), algo que no se corresponde con la versión del portavoz de Putin, Dmitri Peskov, quien insistió en que la "principal" cuestión a debatir sería Siria, y que la guerra ucraniana solo se abordaría "si el tiempo lo permite".

PASOS BELICOS Cierto es que en Siria los acontecimientos se suceden con rapidez. Rusia, que desde el inicio del conflicto ha suministrado armas a su aliado, el régimen de Bashar el Asad cada vez más debilitado, acaba de dar un paso más enviando al país árabe dos docenas de aviones, al tiempo que reforma y amplía las instalaciones de su base naval en Tartus, en el Mediterráneo, para que sean capaces de recibir buques de mayores dimensiones.

Dado que en Siria ya operan aviones de la coalición liderada por EEUU, la eventualidad de un no deseado enfrentamiento armado entre ambos países hace necesaria, en opinión de muchos observadores, la apertura de canales de diálogo entre responsables militares de EEUU y Rusia. Según ha filtrado la Casa Blanca, Obama pedirá a su homólogo "clarificaciones" respecto a su renovada presencia militar en Siria y cómo puede ayudar a contener a EI, al tiempo que explorará las posibilidades de un acuerdo político que, según EEUU, no debería contar con la participación del presidente Asad. Sobre este último punto, Putin, en una entrevista con la CBS, ha dado entender ya su desacuerdo frontal.