ENCUENTRO DE DOS DIRIGENTES MUNDIALES

EEUU y China se dan una tregua en medio de la tensión

Obama y Xi llegan a un acuerdo para que cese el ciberespionaje económico. Las diferencias geopolíticas en el mar de China se mantienen

R. M. F.

Antes incluso de que alcanzara la presidencia, Barack Obama invitó al entonces número dos del régimen chino a pasar dos días con él en Sunnylands, una finca californiana que fue el retiro vacacional predilecto de Ronald Reagan. Xi Jingping había pasado unos días en Iowa cuando era un treintañero aprendiendo los métodos agrícolas del Estado y la Casa Blanca confiaba en establecer una relación más amistosa de la que existió con Hu Jintao. Pero ese y otros gestos de seducción no funcionaron. Queda poca confianza entre ambos gobiernos, a pesar de que Obama y Xi insistieron ayer en que la cooperación entre ambos países es esencial.

Decididos a rebajar la tensión entre las dos mayores potencias mundiales, ambos dirigentes se dieron una tregua en la guerra comercial que mantienen en el ciberespacio. Tras reunirse en la Casa Blanca y cenar juntos la víspera durante más de dos horas en la Blair House, Obama y Xi anunciaron un acuerdo para que cese el espionaje económico entre los dos países, un pacto que irá acompañado de varios mecanismos para asegurar su implementación, como un comité conjunto que estudiará las quejas de cada país. Xi ha negado en varias ocasiones que su gobierno piratee o promueva el robo de la propiedad intelectual y los secretos de las empresas estadounidenses, pero en EEUU nadie parece tener dudas.

ROBO DE DATOS Pocos días antes de la visita de Xi, Obama llegó incluso a decir que está dispuesto a ordenar acciones de represalia en la misma línea y no descartó la imposición de sanciones si no cesan esas agresiones. "Le he dicho que se tienen que acabar", aseguró el estadounidense durante la rueda de prensa conjunta. "La pregunta ahora es: ¿Irán esas palabras seguidas de acciones?". Ese acuerdo, sin embargo, no se extiende a otros tipos de ciberespionaje, como el que afectó en diciembre a la Oficina de Gestión de Personal. Washington sostiene que hackers del Gobierno chino robaron los datos de 21 millones de funcionarios públicos.

Desde el Partido Republicano y algunos sectores influyentes se acusa a Obama de ser demasiado transigente con China. Varios candidatos conservadores a la presidencia le pidieron durante el último debate televisado que debía negarse a recibir a Xi. Donald Trump dijo que más que ofrecerle una cena de gala, debería llevárselo a McDonalds. Pero el presidente es consciente del precio de la ruptura o de los riesgos de confrontación militar que podría acarrear una actitud más belicosa de EEUU en el mar de China, donde Pekín mantiene una agresiva disputa con varios de sus vecinos por la soberanía de varios archipiélagos y atolones. Xi defendió ayer sus actividades en la región afirmando que están amparadas por "la libertad de navegación que establece de la ley internacional".

El espíritu de cooperación por el que ha apostado Obama le sirvió para que China fuera uno de los firmantes del pacto nuclear con Irán y, especialmente, para alistar al tigre asiático en sus esfuerzos para combatir el cambio climático. En otro de los acuerdos alcanzados durante esta visita, Xi anunció que su país empezará a cobrar a las empresas chinas por sus emisiones de gases de efecto invernadero a partir del 2017, estableciendo un sistema de compraventa de permisos para contaminar.

China es el mayor contaminante del planeta y, a ojos de la Administración Obama, este paso debería de suponer un impulso para la cumbre de diciembre París en la que se tratará de alcanzar un acuerdo global para reducir las emisiones.

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