Uno de los nuestros

A dos días para la visita hoy del papa Francisco al colegio católico Nuestra Señora Reina de los Angeles en el Harlem hispano en Nueva York, el miércoles en el salón de belleza Vianel ya estaba todo listo. Entre pósters en las cristaleras, fotos en cada espejo y la televisión encendida para seguir la visita papal, Teresa teñía el pelo a Amparo Duarte, una compatriota dominicana que hoy volverá a la peluquería para disfrutar de su enclave privilegiado, frente a la entrada de la escuela en la que Bergoglio se reunirá con algunos de los 290 estudiantes --70% hijos de inmigrantes pobres y 22% negros--, alumnos de otros colegios e inmigrantes y refugiados. "Es maravilloso --decía Amparo--, en una ciudad con tanta gente adinerada nos eligió a nosotros. Ojalá nos bendiga".

Es algo más que una bendición espiritual la que fieles como Amparo --que habla con orgullo de un Papa hispano "nuestro, distinto a los otros"--, esperan en el barrio, igual que en toda la ciudad y en casi todo Estados Unidos. En el país, el número de católicos cae (por cada uno que se incorpora a la religión, seis la