LA CARRERA HACIA LA CASA BLANCA

Fiorina se reivindica

La exejecutiva de Hewlett Packard se impone en el segundo debate republicano Es la única mujer en la lista conservadora y se ha revelado como un halcón en política exterior

RICARDO MIR DE FRANCIA

La CNN tuvo que cambiar su métrica de los sondeos para hacerle un hueco después de su notable actuación en el primer debate televisado, en el que compitió fuera de horario de máxima audiencia, entre los candidatos republicanos a la presidencia con menor respaldo en las encuestas. Pero no decepcionó a nadie. Carly Fiorina ganó por unanimidad en el segundo debate celebrado el miércoles en la Biblioteca Presidencial Reagan, tres horas interminables de dialéctica que desafiaron cualquier dosis razonable de interés por la política. La exconsejera delegada de Hewlett Packard habla con fluidez, derrocha seguridad e intimida como un general. Ha logrado lo imposible: arrebatar los focos a Donald Trump.

En este arranque de la campaña republicana hay una cosa clara, el hartazgo de la militancia con los políticos profesionales. Se premia la incorrección política y la distancia con todo lo que representa Washington. Por eso Trump y el neurocirujano Ben Carson mandan en las encuestas holgadamente, pese a demostrar de nuevo, especialmente el primero, una superficialidad casi infantil en sus propuestas. Fiorina está llamada a florecer en este contexto. La única vez que se presentó a unas elecciones --pugnó por el cargo de senadora en el 2010--, las perdió. Viendo cómo respiran las bases, debería alegrarse de aquel fracaso.

Su gran momento en el debate se produjo cuando el moderador le preguntó por las declaraciones de Trump a Rolling Stone, en las que dijo que "con esa cara" no puede ser presidenta. En lugar de ponerse al nivel del magnate de los casinos, que acumula ya un buen bagaje de misoginia, salió por donde más daño le puede hacer. "Creo que las mujeres de todo el país han escuchado con claridad lo que dijo el señor Trump". La ovación fue estruendosa.

Fiorina se presentó como un halcón en política exterior, poco amiga de la diplomacia. "Ya hemos hablado demasiado con Putin". Y aunque no es especialmente radical respecto al aborto, que lo contempla en casos de violación, incesto o peligro para la madre, levantó escalofríos al describir las polémicas cintas de Planned Parenthood, las clínicas reproductivas que los republicanos quieren borrar de la faz de la tierra. Retó a Hillary Clinton y Obama a qué las vean, "el feto plenamente formado sobre la mesa, el corazón late, las piernas se mueven mientras alguien dice que deberíamos mantenerlo vivo para cultivar su corazón". El problema es que esa cinta no existe o no se ha hecho pública, según escribió ayer el Washington Post .

La tejana de 61 años se divorció de un primer marido y no pudo tener hijos con el segundo, un ejecutivo de ATT, aunque ha ejercido de madre para los dos hijos de su pareja. Durante el debate abrió su corazón al recordar cómo enterró a su hijastra treintañera por una sobredosis, después de que Rand Paul defendiera la legalización y Jeb Bush reconociera haber fumado marihuana cuando era joven. "La maría de hoy es muy diferente a la que Jeb admite haber fumado hace 40 años".

Para diferenciarse del resto, Fiorina enarbola su currículum empresarial. Al hacerse cargo de HP en 1999, en plena crisis de las tecnológicas, fue la primer mujer en dirigir una de las 100 mayores empresas de la lista de Fortune.

Pero los expertos coinciden en que la suya fue una gestión como mínimo mejorable. Fiorina impulsó la compra de Compaq en contra de la opinión del consejo de administración y aunque los ingresos se doblaron, las acciones de la compañía cayeron un 55% antes de que la despidieran y 30.000 empleados se fueron a la calle.

Tras el éxito de ayer tiene los pies en el suelo. "Voy a seguir haciendo lo mismo, trabajar para responder cada pregunta y encontrarme tantos votantes como pueda".

En un mundo de hombres, nadie debería ignorar a Fiorina.

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