ESTRENO EN LA CAMARA DE LOS COMUNES

Corbyn marca la diferencia

El nuevo líder laborista impone un nuevo estilo en el Parlamento en el primer duelo con Cameron El jefe de la oposición recibe un torrente de críticas por no cantar el himno

BEGOÑA ARCE

El nuevo líder laborista, Jeremy Corbyn, hizo ayer una demostración de su nueva forma de hacer política en la Cámara de los Comunes. En el primer pulso con el primer ministro, David Cameron, llevó las inquietudes de los ciudadanos al corazón del debate parlamentario. Pidió menos teatro a los diputados y más contacto con la calle. Con tono sereno y firme, el jefe de los laboristas superó la prueba de fuego que es para todo líder de la oposición la primera sesión de preguntas al primer ministro. El ritual de cada miércoles a mediodía, bastante ruidoso y agresivo, puede ser una encerrona fatal. En esta ocasión, dada la personalidad de Corbyn, la expectación era enorme. ¿Se tiraría el veterano izquierdista a la yugular de Cameron? ¿Ningunearía el jefe de los conservadores al recalcitrante marxista?

Lo cierto es que el debut se resolvió con respeto y sosiego. Cameron incluso felicitó a su rival por su "rotunda victoria". Corbyn rompió con la tradición, pidiendo a sus seguidores que le hicieran llegar las preguntas a plantear al primer ministro. Recibió 40.000 y de ellas seleccionó las seis que le correspondía hacer como jefe de la oposición. "He participado en numerosos eventos y he hablado con muchas personas sobre lo que piensan de nuestro Parlamento", explicó. "Muchos me dijeron que la sesión de preguntas al primer ministro era demasiado teatral, que el Parlamento había perdido el contacto con la gente y querrían que hiciéramos las cosas de otra manera. Pero sobre todo, querrían que su voz se escuchara en el Parlamento", añadió. Cameron aceptó de momento el nuevo método. "Si podemos cambiar el debate y hacerlo más genuino, nadie va a estar más encantado que yo", dijo.

La escasez de viviendas, los problemas de la sanidad pública y el recorte en las ayudas sociales, fueron los asuntos planteados por Corbyn. Cameron respondió invariablemente que sin una economía fuerte el Estado del bienestar no puede funcionar.

Al término de la sesión, el equipo laborista respiraba aliviado después de las tormentosas horas precedentes. El martes, en una ceremonia en recuerdo a los caídos en la Batalla de Inglaterra contra los nazis, Corbyn, ateo, republicano y antimilitarista, fue fiel a sus principios y prefirió mantener la boca cerrada, en lugar de entonar el Dios Salve a la Reina en la catedral de San Pablo. En el templo había miembros de la monarquía, incluido el príncipe Enrique y la cúpula del Ejército y el Gobierno, con Cameron al frente.

Corbyn fue también acusado de llevar una chaqueta y unos pantalones que no iban a juego. Y el primer botón de la camisa desabrochado. Concluido el oficio religioso, prefirió además irse a charlar con los empleados de un café próximo en lugar de con algunos de los excombatientes que aún viven.

Portada en la prensa

La foto del barbudo izquierdista silencioso en la catedral fue ayer portada en toda la prensa británica, que se rasgaba las vestiduras. Ultraje al himno nacional. Corbyn desaira a la reina, era un titular. Corbyn ofende a la reina y al país, decía otro. El diputado conservador sir Nicholas Soames, íntimo del príncipe Carlos y nieto de Winston Churchill, le acusó de "falta de respeto y de educación".

Para el líder del UKIP, Nigel Farage, el jefe laborista mostró "ser un republicano de la línea dura, algo que pocos votantes laboristas van a apoyar". El exalmirante y antiguo asesor laborista en temas de seguridad, lord West, también se hacía cruces. "Cantar el himno nacional es un signo de lealtad al Reino Unido y a los británicos. No puedo creer que la gente de nuestra gran nación pueda contemplar la idea de un primer ministro sin lealtad", dijo. "No tengo tiempo para chismorreos", fue la respuesta del acusado en Twitter. A media mañana, un portavoz laborista aseguró que en el futuro, Corbyn cantará el himno. Ya veremos.

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