Atrapados en el limbo
El cierre de la frontera de Hungría con Serbia deja bloqueados a cientos o miles de refugiados. Las autoridades de Budapest detienen a 174 personas que trataron de cruzar ilegalmente
CARLES Planas Bou
Es mediodía. Un sol abrasador quema los campos de trigo. El asfalto arde. Entre el maizal seco aparecen todo tipo de objetos personales. Sacos de dormir, calzoncillos, cepillos de dientes y botellas de agua medio vacías dibujan un paisaje desolador. En medio del fangal seco sobresale un móvil ensuciado por el polvo y con la batería muerta. En el dorso, una funda negra luce la palabra London teñida de rojo. Hay rastros de una huida en masa. En el suelo se puede leer la prisa y desesperación de los que abandonaron ese campo hace escasas horas. Estamos en Röszke, la frontera entre Serbia y Hungría, la principal puerta de entrada a la Unión Europea para los que huyen de la guerra, ahora cerrada a cal y canto.
El lunes, el Gobierno ultraconservador húngaro se anticipó por sorpresa a lo anunciado y cerró definitivamente su frontera sur. Tras semanas de retórica contundente contra la llegada masiva de refugiados y con el país completamente desbordado, Budapest pasó a la acción. Antes, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, respondió al flujo migratorio con la construcción de una monstruosa valla: el alambre de espino de cuatro metros de altura conforma una bestia mecánica más próxima a la distopía postapocalíptica de Mad Max que a la Unión Europea del siglo XXI.
Ya no se repiten las imágenes de éxodo del pasado fin de semana. En los raíles de tren de la frontera ya no hay rastro de las familias venidas principalmente de Siria, Afganistán e Irak, solo voluntarios intentando organizarse. Hungría les ha cerrado la puerta.
VIGILANCIA DEL EJERCITO Desde el lado húngaro, esas personas no se ven, pero siguen ahí, atrapadas en un limbo entre dos países. Con ametralladoras bajo el brazo, el Ejército custodia la frontera y vigila que nadie se acerque. A los periodistas también se les deniega el acceso y se cortan las carreteras. Detrás del hierro se oyen gritos de una multitud que clama "¡Abrid, abrid!". Quizás son cientos. El capricho del tiempo les ha dejado fuera de Europa. De momento.
Ayer las autoridades comenzaron a aplicar la nueva ley migratoria y detuvieron a 174 personas que trataron de cruzar la frontera de forma ilegal. La legislación da alas a que se detenga e incluso deporte a los que no tengan los papeles, algo que ACNUR catalogó de "legalmente, moralmente y físicamente inaceptable". La legislación afecta también a los menores. En la frontera, todas las gestiones se hacen bajo un secretismo y protección que levantan muchos interrogantes. A aquellos que se les niega el asilo se les entrega un papel en húngaro. Si quieren recurrir se les pide hacerlo en la localidad vecina de Szeged, donde no les dejan ir. Más allá de los militares, nada está organizado.
La estrategia de Orbán está teniendo un efecto dominó que ha contagiado a países vecinos como la República Checa o Austria, que anunció un mayor con-
- Primeras palabras de Fernando Alonso tras la pérdida, un comunicado en redes: 'Descansa en paz, hermano
- Alfonso, Miguel y Beatriz: los tres estudiantes con las mejores notas de Selectividad en Córdoba
- Los tres mejores expedientes del MIR en Córdoba escogen el hospital Reina Sofía para formarse
- El socialista cordobés Cristian Corvillo, en las conversaciones entre Santos Cerdán y Koldo: 'Lo está jodiendo en Córdoba
- En Las Palmeras no se rinde nadie: el barrio homenajea a catorce estudiantes por terminar la ESO y FP
- «Cuando ves a los niños sonreír al lado de sus padres, merece la pena todo»
- Un incendio destruye una nave en la carretera N-331 en Lucena
- Gonzalo Bernardos lanza un aviso muy pesimista sobre el futuro de la vivienda en España: 'Veremos a gente en...