Crisis migratoria en Europa

Hungría militariza el recibimiento a la oleada de refugiados

El Gobierno de Orbán ensaya en la frontera con Serbia un despliegue militar. Las nuevas leyes permitirán a las autoridades encarcelar a quien entre ilegalmente

CARLES PLANAS BOU

Después de unos días de relativa normalidad, en que los refugiados contaban con trenes y ayuda para trasladarse hacia Austria y Alemania, el caos y el nerviosismo han vuelto a Hungría, que está militarizando su enfoque ante la crisis. Ayer, el Ejército húngaro inició maniobras para estar preparado para un posible despliegue para defender la frontera e intentar evitar la entrada de refugiados, según informó el Estado Mayor."Si el Ejército va a ser movilizado en la defensa de la frontera, solo podrá hacerlo con soldados preparados", dijo el jefe del Estado Mayor, Tibor Benkö.

El Gobierno de Budapest sigue haciendo gala de unas hostiles políticas de contención para tratar de frenar el flujo de refugiados. Janos Lazar, jefe del gabinete del primer ministro, lanzó un mensaje alarmante al asegurar que a partir del martes 15 de septiembre Hungría decretará la "situación de crisis" del país. El Ejecutivo de Viktor Orbán se ha servido reiteradamente en las supuestas amenazas terroristas para introducir y justificar una legislación mucho más dura.

CONVOY MILITAR El paquete de medidas impulsado por el Gobierno ultraconservador húngaro dejó claro que todos los que traten de cruzar la frontera de forma irregular serán llevados a la prisión o expulsados del país. Una opción que no deja margen alguno a los miles de personas que huyen de guerras en países como Siria, Afganistán e Irak. Aunque hace un par de días la estación de Keleti estaba menos abarrotada que el fin de semana, el flujo de refugiados es incesante. Ayer, la policía detuvo a 3.321 personas que intentaban cruzar la frontera con Serbia. En el 2015, más de 176.000 personas han pasado por Hungría hacia el oeste de Europa.

En el sur del país, la situación es cada vez más gris para los refugiados. Ayer, periodistas húngaros confirmaron que un convoy militar con camiones se dirigía al campo de refugiados de Röszke, cerca de la frontera serbia, que ha estado en el ojo del huracán los últimos días por sus pésimas condiciones de insalubridad y de falta de asistencia a los recién llegados.

El jefe de Gabinete del primer ministro también anunció que se redoblará la valla con alambre de púas hasta los tres metros y medio de altura para intentar poner freno al flujo de refugiados. De esa manera, Budapest sigue respondiendo con medidas de defensa y seguridad ante la peor crisis de refugiados que afronta Europa desde el fin de la guerra de los Balcanes.

Las autoridades también anunciaron la cancelación de las zonas de tránsito alrededor de la frontera sur. Con esa medida, los refugiados que intenten llegar ahora al país tendrán que esperar en Serbia para procesar su petición de asilo.

PROCEDIMIENTO EXPRES El Parlamento modificó el procedimiento para la evaluación del asilo, de manera que ahora se tardará unos 12 días mientras que en Alemania el periodo de espera es de hasta un año. Hungría ya ha recibido 161.884 peticiones. Ahora, tendrá más facilidades para rechazarlas.

Los grupos defensores de los derechos humanos no tardaron en cuestionar la legalidad de unas medias que, aseguran, servirán para rechazar a la mayoría de solicitantes. Humans Rights Watch llegó a denunciar que los refugiados son "tratados como animales" en los campos de detención, una opinión compartida por muchos de los que hace poco abandonaron Hungría.

Esa política de contención sigue en la línea marcada por Orbán, que pone todas las trabas que puede a la llegada y la acogida de refugiados. La apertura de puertas de Hungría del pasado fin de semana solo se entiende por el aire de tensión que se respiraba en Keleti, la presión internacional y la aceptación de Austria y Alemania a abrir sus puertas como lugares de destino.

Esas mismas oenegés temen que la mano dura de Budapest llegue a otros estados. Macedonia comunicó ayer que se plantea construir una valla en su frontera con Grecia. Además, la principal compañía ferroviaria austriaca anunció que dejaba de enviar trenes a Hungría para los refugiados. Europa responde con más alambre a la desesperación de miles de personas.

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