El primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, desempolvó ayer una promesa que guardó en un cajón hace casi tres años para calmar a los colonos judíos que ocupan Palestina y a las fuerzas del Gobierno que los apoyan. Netanyahu autorizó la construcción inmediata de 300 viviendas en el asentamiento de Beit El, en Cisjordania --territorio palestino ocupado por Israel desde 1967--, tras la demolición de dos edificios en esa colonia, que se llevó a cabo ayer y causó fuertes disturbios.

Según su oficina, el primer ministro se comprometió a levantar en Beit El 300 nuevas viviendas cuando el Tribunal Supremo de Justicia ordenó la evacuación de cinco edificios en la zona de Ulpana, en la colonia de Beit El, porque se habían construido en tierra palestina privada.

Además, anunció que saldrán al mercado 91 unidades más en el asentamiento de Givat Zeev, en Jerusalén Este, también ocupado por Israel, y se planificarán 400 pisos en las colonias de Pisgat Zeev (24), Ramot (300), Gilo (70) y Har Homa (19).

"El anuncio ha sido un reciclaje de algo ya prometido. Pero espero que esta vez se cumpla. De todos modos, 300 viviendas es un número sin ninguna importancia geopolítica, no cambia la situación entre israelíes y palestinos. Se está construyendo, no lejos de Beit El, la ciudad palestina de Rawabi, que tendrá 40.000 habitantes", indicó a los periodistas Dani Dayan, responsable de exteriores del Consejo Yesha (que agrupa a las colonias de Cisjordania).

La demolición --por orden del Tribunal Supremo del 24 de julio-- de dos edificios construidos sin permiso de edificación causó ayer graves incidentes en Beit El, una colonia religiosa próxima a la ciudad palestina de Ramala. Centenares de colonos protagonizaron en los últimos días protestas en la zona y grupos extremistas, especialmente de jóvenes, se habían atrincherado en los inmuebles que iban a ser destruidos.

BATALLA CAMPAL Las fuerzas israelíes los desalojaron y la zona fue declarada área militar hasta el próximo 1 de agosto. Ayer por la mañana, cuando llegaron las excavadoras, decenas de policías de fronteras israelíes atajaron los disturbios con granadas de humo y cañones de agua, y según algunos manifestantes, con gases lacrimógenos. Grupos de colonos que gritaban "¡esto es la guerra!", lanzaron piedras, sillas y otros objetos a las fuerzas israelís. En los enfrentamientos resultaron heridas al menos 10 personas y 10 fueron arrestadas.

Los edificios destruidos podrán volver a levantarse porque las autoridades han dado los permisos de construcción, según dijo la ministra de Justicia, Ayelet Shaked, del partido La Casa Judía, el principal apoyo de los colonos.

Su líder y ministro de Educación, Naftali Bennett, afirmó ayer en Beit El que los hechos que han tenido lugar en los últimos días "no casan con el espíritu del Gobierno", que es "incompatible" con las decisiones del Tribunal Supremo.

Bennett amenazó a Netanyahu con deshacer la coalición del Ejecutivo si se demolían los inmuebles. El Gobierno había pedido la legalización retroactiva de los edificios pero la justicia la negó. "No había razón para demoler unas casas que se van a reconstruir, hace más de un año que está congelada la programación de construcciones en Judea y Cisjordania y no se cumplieron promesas, así que se creó una atmósfera difícil", indicó Dayan. La Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la ONU y la UE condenaron ayer la ampliación de colonias.