El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, alertó ayer de que se está viviendo "una tercera guerra mundial" contra el terrorismo a escala internacional. En el marco de una reunión de alto nivel sobre diálogo intercultural e interreligioso celebrada en el palacio de Pedralbes de Barcelona, sede de la Unión por el Mediterráneo (UPM), García-Margallo se mostró preocupado por la creciente amenaza en la región mediterránea de grupos radicales como el autoproclamado Estado Islámico, Al-Qaeda o filiales yihadistas como de estas como Al-Shabab.

"Tenemos que construir un mensaje alternativo, hacer lo que hace el Daesh (Estado Islámico en árabe) pero al revés, promocionar el mensaje de que la religión es paz", apuntó Margallo refiriéndose a las modernas técnicas de márketing y comunicación de los yihadistas. La irrupción de Estado Islámico es uno de los principales motivos de preocupación. Por eso desde la reunión se remarcó la necesidad de apoyar a Irak, Siria y Libia, donde la falta de estabilidad política ha abierto el camino al radicalismo fundamentalista.

La reunión se cerró con un acuerdo de colaboración entre las distintas instituciones para analizar el contexto euromediterráneo y abordar cuestiones como el terrorismo, las mafias, la inmigración o los movimientos de refugiados. "Todos estos desafíos confirman la necesidad de una fuerte acción colectiva y un enfoque integral", destacó Fathallah Sijilmassi, secretario general de la UpM. Más de 80 representantes de instituciones se reunieron para debatir sobre la cooperación con otras naciones para solucionar los problemas con los que conviven y para abordar cuestiones de fondo como la falta de respeto a las otras culturas, la persecución de las minorías religiosas y el racismo.

Nassir Abdulaziz al-Nasser, alto representante de la Alianza de Civilizaciones de la ONU, remarcó que en las conversaciones para mantener la paz es fundamental apoyarse en los líderes religiosos ya que estos "ayudan a mostrar a los más jóvenes que no se puede secuestrar la religión". "No se puede utilizar el nombre de Dios en vano para perseguir a las minorías religiosas como hace el Daesh", añadió el ministro de Exteriores español.

QUOTAS DE REFUGIADOS Preguntado sobre la baja cuota de aceptación de refugiados de España, Margallo defendió que el reparto aceptado, "un tercio de la que le asignaba", es justo porque "se ha hecho mucho trabajo anteriormente". El ministro justificó las cifras apoyándose en el 22% de tasa de desempleo que sufre el país y aseguró que no se puede acoger más gente porque "los estados deben asegurar trabajo y una vida digna a los inmigrantes". España se opuso al acuerdo propuesto por la Comisión Europea y solo aceptó abrir las puertas a 1.200 personas de las 4.288 que pedía Bruselas.