Más de 5.000 muertos confirmados y el doble más que probables, ocho millones de afectados, el patrimonio histórico y las cosechas arruinadas y la precaria economía nacional pidiendo la extrema unción. El alcance de la tragedia en Nepal se va conociendo con más exactitud cuando ya se han cumplido tres días del seísmo que arrasó vastas zonas del país.

La cifra de víctimas alcanza ya los 5.057 en Nepal, además de otro centenar en las vecinas India y China. Pero el primer ministro, Sushil Koirala, ha advertido que podrían ser 10.000 si siguen apareciendo localidades devastadas en zonas de difícil acceso. "Es un desafío y un momento muy difícil para Nepal", ha dicho Koirala, quien ha colocado el foco más urgente en los supervivientes bajo los escombros. Cualquier rescatado más allá de tres días responde más al milagro que a la lógica.

SIN COMER La ayuda ha empezado a llegar a las áreas más cercanas al epicentro, donde los lugareños se apiñan bajo los helicópteros para conseguir algo que llevarse a la boca. Las imágenes muestran pueblos enteros reducidos a escombros. "No hemos comido nada desde el terremoto. No queda nada aquí ya", dijo Gurung, un superviviente a la agencia France Presse.

Docenas de gobiernos han ofrecido su ayuda al empobrecido país asiático, con India liderando el despliegue. Aviones militares estadounidenses, chinos e israelíes también se han sumado a la operación. El Gobierno nepalí está enviando tiendas de campaña, comida y agua a las áreas más afectadas pero la demanda excede sus posibilidades. Las carreteras cortadas y la tenaz lluvia se han confabulado para retrasar las tareas de búsqueda en las localidades más remotas, a las que el Ejército llega tras penosas travesías.

Una avalancha causó ayer al menos 250 desaparecidos en Ghodatabela, una localidad al norte de la capital célebre entre los senderistas, informa Reuters. La pared de nieve, barro y rocas que cayó sobre la localidad evidencia que el terreno en amplias áreas del país está en un equilibrio precario después del seísmo de 7,9 del sábado y las decenas de réplicas. Mientras, en el monte Everest fueron rescatados en helicóptero los últimos alpinistas que habían quedado atrapados en las zonas más altas de la montaña.

CORTES DE LUZ Los supervivientes en la capital se dirigen a los comercios que permanecen abiertos para aprovisionarse de agua y comida y a las gasolineras para comprar el combustible de sus generadores de luz. Los cortes eléctricos se han multiplicado. Los habitantes de Katmandú duermen en la calle, en parques u otros espacios abiertos. Los que no han perdido sus casas temen que puedan caerse en cualquier momento.

Katmandú declaró el estado de emergencia el domingo tras el seísmo y ha destinado 500 millones de rupias (más de 4,5 millones de euros) a la reconstrucción de infraestructuras. Ocho millones de personas que residen en 39 distritos han quedado afectadas, según las estimaciones iniciales de la ONU. Sindhupalchwok, con 944 víctimas, y Katmandú, con 913, son las más castigadas. La ONU intentará proporcionar alimentos al casi millón y medio de nepalíes necesitados en los próximos tres meses. Hay 1,3 millones de niños que necesitan ayuda urgente, según la Unicef, sobre los que se cierne la amenaza de las enfermedades por el agua contaminada, la falta de cobijo o la imposibilidad de reemprender las actividades escolares.