Sobresalto en la embajada de España en Trípoli. Un artefacto explosivo casero de mediana potencia estalló junto al muro de contención de la legación, en la que, tras la evacuación del personal diplomático debido al conflicto que vive Libia, trabaja un número muy reducido de personas. El grupo terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó la autoría de la acción en varios mensajes publicados en Twitter.

Fuentes de seguridad en la capital norteafricana explicaron a Efe que la bomba estalló poco antes de la una de la madrugada (la misma hora en España) cerca de los muros de las instalaciones. "La bomba estaba dentro de una bolsa y fue arrojada desde un coche que pasó a toda velocidad; no ha causado víctimas, pero sí un gran boquete cerca de la garita de seguridad", explicó un testigo. El atentado se produce poco después de dos ataques similares contra las legaciones de Corea del Sur y de Marruecos, también reivindicados por las milicias terroristas del EI. La agresión condujo a Seúl a retirar a su personal de la embajada.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, explicó que el artefacto era una "bomba casera" y que los daños habían sido "muy limitados", al tiempo que recordó que el Gobierno había procedido a la evacuación del personal diplomático de la embajada en julio, cuando los acontecimientos así lo aconsejaron.

El atentado coincide con la ofensiva diplomática que está llevando a cabo el español Bernardino León, enviado especial de la ONU para Libia, para lograr un alto el fuego entre las facciones que apoyan al Gobierno internacionalmente reconocido, con sede en Tobruk, y los islamistas, que controlan el oeste del país, incluida la capital, Trípoli. A este enfrentamiento a dos bandas hay que añadir la aparición del grupo autoproclamado EI, cuya fuerza e influencia en el estado norteafricano está por determinar.

El pasado mes de octubre, una milicia armada que combatió a Gadafi y radicada en la localidad de Derna proclamó su obediencia a la milicia armada EI, llegando a celebrar desfiles por sus calles. Sin embargo, según sostienen testimonios procedentes del interior de Derna, no es un control férreo de la ciudad, y los milicianos se limitan a dejarse ver de vez en cuando en el centro mediante paradas militares.