La Liga Arabe decidió ayer apoyar la coalición de países árabes encabezada por Arabia Saudí contra el movimiento rebelde chií de los hutis que combaten al Gobierno de Yemen. La coalición bombardeó ayer posiciones de los hutis para "defender al legítimo Gobierno" del presidente Abdrabuh Mansur Hadi, refugiado en Arabia Saudí.

El secretario general de la Liga Arabe, Nabil al Arabi, justificó ayer la operación militar Tormenta de la Firmeza que, según él se produce en el marco de "una amplia alianza árabe y regional contra objetivos de los hutis golpistas, y en respuesta a la petición del presidente yemení, que representa la legitimidad".

Al Arabi pronunció un discurso en la apertura de la reunión de ministros de Exteriores de países árabes, previa a la cumbre de jefes de Estado prevista para este fin de semana en la localidad egipcia de Sharm al Sheij. Según el jefe de la Liga Arabe, la campaña militar se produjo "después del fracaso de todos los intentos para frenar a la milicia huti, y por la serie de medidas que adoptaron contra la legitimidad constitucional y la voluntad popular".

POTENCIA CHII Arabia Saudí, Emiratos Arabes Unidos, Kuwait, Catar y Baréin decidieron la madrugada de ayer responder a la petición del presidente yemení de actuar militarmente para frenar el avance de los rebeldes hutis, apoyados por Irán, potencia chií en Oriente Medio.

A la coalición de los países del Golfo, liderada por Arabia Saudí y que recibe apoyo logístico y de espionaje de EEUU, se han unido otros países como Egipto, Jordania y Sudán. El Gobierno de El Cairo anunció ayer que participará con "una fuerza aérea, marítima y terrestre si lo requiere la situación, en base a la responsabilidad histórica que Egipto afronta por la seguridad árabe y del golfo Pérsico".

En la capital yemení, Saná, donde los rebeldes hutis tratan de derrocar al presidente desde el pasado mes de septiembre, aviones de combate bombardearon ayer el principal aeropuerto y la base militar cercana de Dulaimi, según indicaron testigos a la agencia Reuters. Estos ataques pretendían debilitar el poder aéreo de los hutis y su habilidad para lanzar misiles.

Según los testigos, varias casas sufrieron bombardeos y los equipos de rescate encontraron bajo los escombros a al menos 13 personas, entre ellas un médico que quedó sepultado bajo los restos de su clínica.

Aviones de guerra saudíes atacaron posiciones hutis cerca de la frontera de Yemen con Arabia Saudí y, en el norte de la ciudad de Adén, los hutis libraron intensos combates con milicias leales al presidente yemení. Según fuentes de las milicias, tres de sus hombres y 13 combatientes hutis murieron.

EL AEROPUERTO Las milicias fieles al presidente recuperaron ayer el control del aeropuerto de Adén, un día después de que lo capturaran los hutis. También hubo combates en la ciudad de Huta, donde murieron nueve combatientes. En Saná, miles de seguidores de los hutis se manifestaron para condenar los ataques de la coalición liderada por Arabia Saudí, que intenta frenar la influencia de Irán en su frontera sur.

"Haremos todo lo que sea para proteger y evitar la caída del legítimo Gobierno de Yemen", indicó el embajador de Arabia Saudí en Washington, Adel al Jubeir. La intervención saudí supone una intensificación de la grave crisis de Yemen, en la que las monarquías sunís del Golfo apoyan al presidente y a sus fieles sunís del sur del país.

El secretario general de la Liga Arabe señaló ayer que la intervención en Yemen se basa en el pacto de los países que integran este organismo y las resoluciones adoptadas respecto a la situación yemení, y también a un artículo del Tratado de Defensa Común que estipula que una agresión a un país árabe supone un ataque a todos los demás estados.