La venganza del grupo terrorista Boko Haram (la educación occidental es pecado) contra las operaciones militares de Chad, Níger y Camerún en sus bastiones se cobra, de nuevo, las víctimas más vulnerables: los niños y las mujeres. Al menos unas 500 personas han sido raptadas nada más liberarse la ciudad de Damsak, en el norte del país, cerca de la frontera de Nigeria, que hasta hace una semana figuraba en el proyecto terrorista como conquistada. Con la intervención de la coalición militar del Sahel, la ciudad recuperó su integridad territorial y los criminales se vengaron raptando a sus aldeanos.

"Las mujeres y los niños fueron raptados nada más marcharse las tropas extranjeras y los soldados nigerianos no son suficientes para proteger a todo el mundo", comentó, según la agencia Efe, Aminu Musa, un vecino de Damsak, a los periodistas en Maiduguri, la cercana capital del estado de Borno. La mayoría de los secuestrados son menores de 11 años, según varias agencias.

Este vecino logró milagrosamente escapar de los tentáculos de los criminales enfrentados en una guerra sin cuartel contra las tropas del Chad, Nigeria y Camerún. En los últimos días, las ciudades tomadas por Boko Haram han ido cayendo en favor del Ejército nigeriano hasta reconquistar los 14 gobiernos locales bajo control terrorista.

Esta organización yihadista liderada por Abubakar Shekau, ante la pérdida sistemáticas de sus plazas, vuelve a recurrir al arma de los secuestros para sembrar el terror en las zonas que controlan --la mayoría se sitúan en los Estados del noreste de Nigeria con población musulmana-- y generar un impacto psicológico en la opinión pública internacional como ocurrió con el rapto hace casi un año de 270 mujeres nigerianas. Algunas de ellas fueron puestas en venta dentro de un mercado donde las muchachas son entregadas a redes de proxenetas y sometidas a la explotación sexual.

El Gobierno nigeriano desmintió anoche la cifra de 500 secuestrados. Habló de bastantes menos a través de un portavoz de seguridad, Mike Omeri, quien en declaraciones a la BBC fue incapaz de precisar cuántos niños y mujeres menos.

La próxima ofensiva militar se lanzará en Gwoza, Abdam y Kala Balge. Las tres ciudades pertenecen al estado de Borno, donde los Boko Haram mantiene intactas sus posiciones militares. Sorprende que el Gobierno de Nigeria esperara la proximidad de la convocatoria electoral, prevista para este sábado, para endurecer la ofensiva militar contra los terroristas.

De hecho, en la población nigeriana no se entiende que el ejército más potente de Africa Occidental --alrededor de 88.000 efectivos-- no haya sido capaz de enseñarle de verdad los dientes a los terroristas y haber frenado su avance terrenal, además de su capacidad operativa cada vez más desarrollada y sofisticada.

Fuentes militares españolas consultadas por este diario dan cuenta de la inoperancia del Ejército nigeriano por su "obsoleto equipamiento" y, en especial, "por su baja moral".

Los yihadistas de Nigeria, que recientemente se declararon vasallos del Estado Islámico, forman parte de una de las organizaciones criminales más despóticas y violentas, por el número de ataques perpetrados contra la población civil y sus fuentes de financiación procedentes de los tráficos de armas y de drogas en el Sahel. Todo ello ha logrado que Boko Haram cierre el 2014 con miles de asesinatos y se espera que en la víspera electoral se produzca una escalada de la violencia.

LLAMAMIENTO Los terroristas tratan de interrumpir el ya debilitado proceso electoral del sábado. Sin embargo, el Gobierno de Goodluck Jonathan se resiste a volver a posponer los comicios, que serán los más sangrientos de la historia del país africano. Nigeria, reconocen sus ciudadanos, no tiene la capacidad de asegurar militarmente a las poblaciones para que puedan ejercer su derecho al voto, por lo que se espera una baja participación por temor a la preparación de nuevos atentados.

El gobierno sigue llamando al voto masivo de un país de alrededor 180 millones de habitantes, con una de las economías más grandes del continente africano, sustentadas en el petróleo, pero con una gran mayoría de la población que vive con menos de un dólar al día.