La rama libia del grupo terrorista Estado Islámico (EI) asumió hoy la autoría de uno de los tres atentados con coche bomba perpetrados anoche en la ciudad de Bengasi, en los que murieron 15 soldados afines al gobierno internacionalmente reconocido en Tobruk.

El grupo divulgó imágenes de uno de los tres ataques y del supuesto suicida a través de internet y de una emisora afín.

Fuentes de la Seguridad en Bengasi informaron a Efe de que el número de víctimas mortales ascendió a 15 durante la madrugada y que una decena más de personas están heridas.

Los atentados fueron perpetrados al caer la noche por supuestos suicidas en un puesto de control de la ruta al aeropuerto, en el barrio de Leithi, así como en el barrio de Al Masakin y el distrito de Al Karama.

Las fuentes responsabilizaron de los ataques a las milicias islamistas afines al gobierno rebelde "Maylis al Shura" y "Zuar Benghazi", a las que acusó de querer vengar la muerte el lunes de un mediático comandante de sus fuerzas conocido como "Bouka".

Las fuerzas afines a Tobruk, al mando del general Jalifa Hafter, respondieron con bombardeos artilleros sobre los barrios de Al Laithi y Buatni, mientras que un helicóptero de las fuerzas aéreas intentó en varias ocasiones destruir posiciones de las milicias islamistas en la zona, añadió la fuente.

Libia es un Estado fallido, víctima del caos y la guerra civil, desde que en 2011 la comunidad internacional y las fuerzas de la OTAN contribuyeran a derrocar el régimen dictatorial de Muamar al Gadafi.

Desde las últimas elecciones, dos gobiernos, uno rebelde en Trípoli y otro reconocido en Tobruk, luchan por hacerse con el control del país apoyados por milicias islamistas, exmiembros del antiguo régimen, líderes tribales, señores de la guerra y traficantes de armas, de personas, drogas y petróleo.

Grupos yihadistas como el EI avanzan desde hace semanas desde su bastión oriental en Darna hacia la localidad costera de Sirte, donde ya controlan algunos barrios y luchan contra las fuerzas islamistas moderadas leales a Trípoli.

En este ambiente de creciente caos, los países occidentales y vecinos temen un colapso total en Libia que permita al EI afianzar sus posiciones y convertir este territorio en una base para grupos terroristas con el fin de extender sus operaciones yihadistas en el norte de África.

Por ello, la ONU presiona desde hace días a las dos partes en conflicto para que acepten la formación de un gobierno de unidad nacional que ponga fin al conflicto fratricida y permita aunar fuerzas para frenar el frente yihadista, compuesto por voluntarios llegados de todo el Sahel, y en particular del vecino Túnez.