En el frontispicio del Tribunal Supremo de EEUU está grabada la frase que fundamenta el sistema legal estadounidense: "Igual justicia bajo la ley". Pero esa imparcialidad que se presupone a los tribunales ha vuelto a quedar en entredicho, después de que un gran jurado popular desestimara en Ferguson (Misuri) la imputación del policía blanco que mató a balazos a Michael Brown, un joven negro desarmado, el 9 de agosto. No habrá juicio. El policía queda en libertad y sin cargos. Algo parecido a lo que sucedió inicialmente con los agentes que se ensañaron a palos con Rodney King en Los Angeles en 1991. O con el vigilante vecinal que tiroteó al adolescente Trayvon Martin en Florida hace dos años.

La decisión desencadenó el lunes por la noche una nueva ola de altercados violentos en Ferguson. Las mismas llamas que el Ku Kux Klan utilizaba para aterrorizar a la población negra hasta principios de los años 70 quemaron comercios y vehículos en un pandemonio que se repite cada cierto tiempo para chamuscar el mito de la América posracial. "Prenderle fuego a esa puta", gritó figurativamente y con una rabia indescriptible el padrastro de Brown tras conocerse la decisión del jurado. En las capitales de todo el país miles de personas salieron a protestar contra la impunidad. "No hay paz sin justicia, no a la policía racista", gritaron en Filadelfia.

En Nueva York marcharon por la Sexta Avenida y los puentes del Hudson, y alguien roció con pintura roja al jefe de la policía, sangre postiza e inocua. En Oakland, reducto de estibadores y cuna de los Panteras Negras, hubo enfrentamientos con la policía, saqueos y una autopista bloqueada. También en Los Angeles hubo marchas y, en Atlanta, el pastor negro Markel Hutchins repitió casi lo mismo que dijo Barack Obama tras el juicio de Trayvon Martin. "Si no te pareces a Michael Brown, si no tienes un hijo, un nieto o un sobrino que se parezca a Michael Brown, nunca serás capaz de comprender cómo nos sentimos esta noche".

Son muchos, empezando por la familia del chaval, los que no han aceptado el veredicto ni el proceso que le precedió. "Fue completamente injusto", dijo ayer su abogado, mientras el reverendo Al Sharpton acusaba al fiscal del caso de haber utilizado la rueda de prensa "para desacreditar a la víctima". En lugar de