El camino de la paz se ha curvado peligrosamente en Colombia dos años después del comienzo de las negociaciones con las FARC. En la hoja de ruta se ha dibujado un inesperado abismo después de que el presidente Juan Manuel Santos suspendiera provisionalmente la participación del Estado en las discusiones que se desarrollan en La Habana. La decisión se tomó ayer a raíz del secuestro de una alta autoridad del Ejército y dos acompañantes.

"Exigimos a los captores que lo liberen cuánto antes sano y salvo", escribió el mandatario en su cuenta de Twitter sobre el general Rubén Darío Alzate Mora, comandante de la Fuerza de Tarea Titán, quien estaría en manos de la insurgencia junto con una funcionaria y un cabo del Ejército. Santos ordenó que se realicen las "operaciones necesarias" para rescatarlos e instruyó, a su vez, que la delegación que debía viajar a Cuba para retomar las discusiones siga en Bogotá "hasta aclararse lo ocurrido".

Las FARC no se han pronunciado. Sin embargo, Anncol, una agencia cercana a la banda, consignó que el uniformado se entregó a "un supuesto comando" guerrillero de manera "sospechosa y poco clara" y que hay fuerzas que quieren "acabar" con el proceso de paz.

Alzate viajó de civil y sin escoltas a un remoto lugar no exento de riesgos. El general fue en lancha hasta Las Mercedes. Tras descender, fue sorprendido cerca de un caserío. Al ver el incidente, el piloto de la lancha huyó al municipio de Quibdó, una región del Pacífico colombiano, a 718 kilómetros de la capital.

"¿Por qué se metió en una zona infestada de guerrilla sin más compañía que el cabo primero Jorge Rodríguez y la abogada Gloria Urrego, coordinadora de proyectos especiales del Ejército? Son preguntas válidas pero que no pueden hacer perder la perspectiva de que las FARC plagiaron a tres personas a pesar de su juramento, en abril del 2012, de no cometer más este delito", inquirió la revista Semana .

En estos dos años el proceso de paz mostró avances significativos. Durante su gira europea, Santos hizo una encendida defensa de esta senda. Con la bandera de la paz, obtuvo su reelección en agosto frente a una derecha más apegada a la lógica contrainsurgente. Por eso, el expresidente Alvaro Uribe no desaprovechó el secuestro de Alzate para disparar contra Santos, con quien libra una guerra personal: "Ha permitido que las FARC se sientan en igualdad con los militares, por eso los terroristas secuestran y dicen que es detención".

CESE DEL FUEGO La coalición de Gobierno salió a blindar al presidente. Desde la izquierda, la exsenadora Piedad Córdoba insistió en la urgencia de un "cese del fuego bilateral". Clara López, la excandidata presidencial del Polo Democrático, consideró que el hecho "demuestra necesidad" de que las partes den ese paso y pidió no interrumpir el diálogo.

Para Jorge Restrepo, director del Cerac, un centro de investigación especializado en estudios sobre conflictos armados, de la Universidad de Los Andes, con la crisis se abren dos posibilidades: la ruptura de las negociaciones o su fortalecimiento. "Si las FARC liberan al general sin condiciones se trataría de una reafirmación de que tienen voluntad de proteger lo que hasta ahora se ha logrado en el marco de la negociación de La Habana. Por el contrario, si llaman al Gobierno a negociar la libertad de Alzate, estarían demostrando que quieren rechazar lo que hasta ahora se ha logrado". ¿Es un sector de la guerrilla inmanejable por su jefatura y que quiere seguir en combate?, se preguntaron, por su parte, algunos analistas.