Rebeldes sirios capturaron ayer a 43 cascos azules en la frontera entre Siria e Israel, según confirmó la ONU, que informó también de que 81 soldados más estaban atrapados en medio de los combates entre rebeldes y el Ejército sirio que luchan por conseguir el control del paso fronterizo de Quneitra. Este puesto de control estaba en manos del régimen sirio hasta que los rebeldes se lo arrebataron el miércoles.

La oficina del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, indicó en un comunicado que los cascos azules fueron "retenidos" por la mañana en la parte siria de la frontera "en un periodo de combates crecientes entre grupos armados y las fuerzas armadas sirias". Otros 81 cascos azules "están ahora limitados en sus posiciones en la zona de Ar Ruwaihinah y Buraiqah", cerca de la frontera.

Las facciones islamistas Ahrar a-Sham y Jama'a Bait al-Maqdis, así como algunos grupos del Ejército Libre Sirio (ELS) participan en la ofensiva de Quneitra y podrían haber secuestrado a los soldados, según algunas fuentes locales. Pero el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abderrahman, dijo que los había capturado el grupo yihadista Frente al Nusra, filial de Al Qaeda en Siria.

Según señaló un portavoz de la ONU en Nueva York, los 43 cascos azules capturados son de Fiji, mientras que los 81 atrapados son de Filipinas. Todos ellos pertenecen a la fuerza internacional (UNDOF) que supervisa la zona de separación entre Israel y Siria acordada tras la guerra de 1973, una estrecha franja de 70 kilómetros de largo.

La situación en Siria y en Irak, donde los yihadistas del Estado Islámico han logrado grandes avances, ha desatado la alarma internacional. El presidente de EEUU, Barack Obama, tenía previsto reunirse ayer con el Consejo de Seguridad Nacional para estudiar cómo combatir estos avances. Obama no quiere embarcarse en solitario en una operación unilateral contra los yihadistas. Por eso está tratando de crear una coalición regional e internacional para que ayude a EEUU a compartir el peso de lo que podría ser una larga campaña. Obama ha aprendido del pasado. No quiere que se repita lo que pasó en Libia, donde los bombardeos que acabaron con Gadafi dejaron paso a un caótico vacío de poder. Ni tampoco quiere verse obligado a administrar Irak o partes de Siria. El uso de tropas terrestres está descartado.

Según el Pentágono, siete países se han comprometido ya a armar a los kurdos, que tratan de repeler a los yihadistas en el norte de Irak. Y para lidiar con sus feudos en Siria, la Casa Blanca ha pedido colaboración a Catar, Arabia Saudí, Turquía, Emiratos Arabes Unidos, Australia y el Reino Unido. Algunos de estos países incrementarían las ayudas militares a los rebeldes moderados sirios y otros, como Australia o el Reino Unido, participarían en los bombardeos si se acaba apostando por lanzar una campaña aérea en Siria.

REPROCHES DE HOLLANDE Pero aparte de estos dos países, no está claro que nadie más esté dispuesto a participar en una operación militar. El presidente francés, François Hollande, no se mordió ayer la lengua y reprochó implícitamente a Obama que hubiera dado marcha atrás, hace un año, a la hora de intervenir en Siria contra el régimen de Asad, una intervención en la que Francia estaba dispuesta a participar. "Hoy vemos las consecuencias", afirmó Hollande, quien dejó claro que "hace falta una amplia alianza pero Asad no es un socio en la lucha contra el terrorismo".

Una fuente diplomática francesa fue más directa y dejó claro que París será muy prudente antes de comprometerse a una operación militar. "Después de lo que pasó el año pasado, ahora cuando los estadounidenses decidan hacer algo tendrán que darnos garantías muy claras, antes de que nos comprometamos a nada", afirmó dicha fuente.