El acuerdo alcanzado por Irán y las potencias mundiales sobre su programa nuclear dará a Teherán la posibilidad de que su maltrecha economía empiece a resucitar. Nada más firmarse el pacto, se liberaron unos 8.000 millones de dólares en activos en cuentas iraníes en EEUU que estaban congelados, y la UE levantará, este mes o el que viene, parte de sus sanciones contra Irán.

Muchos analistas coinciden en que las medidas que la ONU y diversos países han impuesto a Irán desde 2006, endurecidas en los últimos tres años, consiguieron su cometido: que el Gobierno iraní se sentara a negociar con potencias mundiales, especialmente EEUU y Europa, que acusan a Teherán de querer fabricar armas nucleares.

Desde que el programa nuclear iraní se hizo público en el 2002, el Consejo de Seguridad de la ONU ha adoptado seis resoluciones que exigen a Irán detener el enriquecimiento de uranio. Cuatro resoluciones incluían sanciones que se ampliaron progresivamente y EEUU y la UE impusieron medidas adicionales sobre las exportaciones de petróleo y los bancos iraníes en el 2012.

Las sanciones incluyen la prohibición de suministrar a Irán armamento pesado, tecnología nuclear, equipamiento para producir y refinar gas natural, importar y transportar crudo iraní y asegurar a los barcos petroleros iraníes. También bloquearon las exportaciones iraníes de armas, congelaron bienes pertenecientes al Banco Central de Irán y prohibieron el comercio de oro y otros metales preciosos.

Una economía hundida

Las sanciones han hundido la economía iraní, basada en las exportaciones de petróleo, que suponen un 80% de los ingresos. El castigo al régimen ha perjudicado a las familias iraníes. "El coste de la vida se ha disparado en los últimos años y la clase media iraní no ha podido mantener el estándar al que estaba acostumbrada", indica un analista.

Uno de los problemas derivados de la catástrofe económica ha sido la inflación, que algunos expertos sitúan en el 40%, aunque la cifra oficial facilitada por el Banco Central Iraní a principios de verano era del 22,2%. Algunos alimentos han aumentado de precio vertiginosamente. En una semana, el coste del pollo subió un 30% y algunas verduras el 100%. Muchas familias iraníes no pueden permitirse comprar carne porque es demasiado cara.

Las sanciones han contribuido al aumento del paro, que se sitúa en el 35%. Muchas empresas han tenido que despedir a trabajadores al ver su producción afectada por la falta de materia prima o la imposibilidad de exportar sus productos. Rohaní llegó a la presidencia con la promesa de recuperar la economía y sacar a Irán del aislamiento. El acuerdo nuclear puede darle el impulso necesario para lograrlo.