Silvio Berlusconi ya no es senador, ni forma parte del Parlamento italiano, con lo que ha perdido también la inmunidad relativa. Su expulsión ha sido aceptada este miércoles por el pleno de la Cámara Alta, en una jornada campal comenzada a las nueve de la mañana.

Termina así lo que en Italia llaman el "ventenio" de Berlusconi, un período de 20 años análogo, por duración, al "ventenio" que duró el fascismo de Benito Mussolini. En realidad tal vez no haya acabado el berlusconismo que anima el pueblo italiano, como subrayaban en la mañana muchos comentaristas. "Volveré a Presidencia", había dicho Berlusconi, que ha renunciado a estar presente en el Senado, para evitar la humillación de ser acompañado a la puerta tras el voto. Ha preferido hablar a sus seguidores reunidos frente a su domicilio y ofrecer después su reacción desde el plató de su programa preferido, 'Porta a Porta', de la RAI, dirigido por el incondicional Bruno Vespa, retransmitido en la noche.

Poco antes que el Senado votase su expulsión, Berlusconi ha salido de su casa y desde un palco puesto en pie en la misma calle, pronunció la defensa que no había querido protagonizar en el Parlamento. "Estamos listos para morir", ha comenzado el discurso, parafraseando unas palabras del himno nacional italiano. Ha añadido que "más allá de la emoción, estamos aquí en este día amargo y de luto por la democracia".

Después de repasar su peregrinaje judicial de estos 20 años y justo en el momento de la votación, que se realizaba a pocos metros de distancia, desde la calle Berlusconi ha dicho que "sin ser parlamentario también se puede luchar a favor de nuestra democracia". Ese paralelismo de noticias entre el Senado y la calle ha obligado a las televisiones a dividirse y a dividir sus imágenes, tal vez restando protagonismo a la decisión del Parlamento.

GRITOS Y PROTESTAS

"Golpe de Estado", rezaba una enorme pancarta de tres metros por dos, que desde las nueve de la mañana campeaba en la pared de la vivienda romana de Berlusconi. La policía la ha retirado, en medio de los gritos y protestas de los seguidores del exprimer ministro, congregados frente al céntrico edificio de Roma. A poca distancia, desde la tres de la tarde, otros manifestantes, que se reconocen en los indignados del Pueblo Violeta, celebraban el voto del Senado. Mil policías en uniforme y un número imprecisado de agentes de paisano distribuidos por todo el centro de la capital han intentado impedir que los dos grupos entrasen en contacto.

Los seguidores de Berlusconi habían llegado a Roma en tren, coches particulares y numerosos autocares, muchos de los cuales han sido parados por las autoridades al llegar a la periferia de Roma, lo que ha provocado nuevas protestas. "No será un adiós" y "Viva la muerte", rezaban algunas de las pancartas, mientras que los manifestantes se deshacían en elogios hacia el líder. "No puede ser condenado, porque el pueblo le vota", han explicado muchos de ellos.

INTENTOS RECHAZADOS

Mientras, dentro del Senado se libraba otra batalla, sobre la base de interpretaciones legales, constitucionales y políticas. Varios senadores conservadores, algunos de Forza Italia --el viejo partido fundado por Berlusconi y resucitado antes del voto de expulsión-- han intentado que el voto sobre la expulsión fuese secreto. Ello resultaba contrario a cuanto se había decidido por la junta de inmunidades, por lo que sus intentos han sido sucesivamente rechazados por el presidente de la Cámara Alta.

La exclusión ha sido votada en aplicación de la ley anticorrupción, aprobada en diciembre, que impone la expulsión del Parlamento a quienes hayan sido condenados a una pena superior a los dos años. Dos tribunales de Milán habían condenado al líder de la derecha a cuatro años de prisión y a cinco (rebajados a dos) de alejamiento de cargos públicos, sentencias ratificadas este agosto por el Supremo. Con el voto de este miércoles no podrá volver a presentarse a unas elecciones durante seis años.

PENSIÓN MILLONARIA

Al salir del Senado, Berlusconi será sustituido por el primero de los no elegidos y podrá gozar de su arresto domiciliario o servicios sociales, según elija, con un finiquito de 180.000 euros y 8.000 euros de pensión mensual. Aunque probablemente no le hagan falta. Los diarios económicos de este miércoles han estimado que desde febrero, cuando Berlusconi decidió apoyar al Ejecutivo junto con los progresistas, la bolsa ha proporcionado a sus empresas 5,2 millones de euros por día.